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Un cura limpiaba una capilla en Bolivia y encontró dos elementos enrollados en la madera de un cuadro que le llamaron la atención. En la imagen, Bandera de Macha en la Casa de la Libertad, Sucre, Bolivia.
Luego de la derrota en las pampas de Vilcapugio en octubre de 1813, Manuel Belgrano estableció su cuartel general en Macha, un pueblito perteneciente al departamento de Potosí en Bolivia. Se encuentra ubicado a unos once kilómetros en línea recta de Ayohuma, lugar donde luego se desarrolló la fatídica batalla para los patriotas en noviembre del mismo año
En 1881, en un pequeño paraje llamado Titirí, a unos pocos kilómetros de Macha, el cura de la capilla limpiaba y ordenaba el lugar. Le llamó la atención un cuadro de Santa Teresa. Lo descolgó, desarmó el marco y descubrió que había dos banderas enrolladas en la madera. Al desenrollarlas, comprobó que estaban rotas, tenían rastros de pólvora y algunas manchas de sangre, además del lógico desgaste natural. Tenían una particularidad: una era celeste, blanca y celeste (ver foto), mientras que la otra era blanca, celeste y blanca.
El cura las enrolló nuevamente y volvió a colgar el retrato. Dos años después, fueron nuevamente halladas por su sucesor, el padre Primo Arrieta (posiblemente informado por el anterior cura), y las hizo trasladar a Sucre.
¿Cuál es el misterioso origen de estas banderas? No se sabe con certeza. Pero la mayoría de los especialistas opina que están relacionadas con el general Belgrano. Este grupo mayoritario de historiadores avala la teoría de que el comandante ordenó al coronel Cornelio Zelaya que escondiera las banderas del ejército patriota para que éstas no cayeran en manos de los enemigos. ¿Habrá sido después de la derrota de Vilcapugio o luego de ser vencidos en Ayohuma? En ambos casos, pasó por Macha.
La humilde capilla rural era dirigida por el cura Juan de Dios Aranívar. Se especula que el coronel Zelaya se presentó ante el párroco y le dejó a su cuidado las dos banderas para que las escondiera de los realistas. Algunos relatos sostienen que fue el propio Belgrano quien estuvo de paso por la capilla, ya que era amigo del sacerdote. Otra posible teoría es que el mismo párroco haya participado en la campaña, y ante la retirada patriota, escondió las banderas sin el conocimiento del general.
Algunos historiadores simplemente descartan la posibilidad de que éstas, sean las banderas que hayan pertenecido al ejercito del Norte o auxiliar del Alto Perú.
Una de las dos banderas fue devuelta por el gobierno boliviano en 1896 (la celeste-blanca-celeste), hoy se encuentra en el Museo Histórico Nacional de Buenos Aires. El ejemplar blanco-celeste-blanco continúa en el Museo Casa de la Libertad de Sucre.
(*) El texto pertenece al blog Historias Inesperadas, donde el autor, historiador y periodista argentino, da cuenta de relatos, hallazgos y evocaciones del pasado.
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