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Franco Colapinto tuvo un auspicioso debut con la escudería Williams en la F1, en el Gran Premio de Italia: el argentino hizo una gran carrera y terminó en el 12do lugar.
El ganador del GP de Italia fue Charles Leclerc, para delirio de todos los tifosi de Ferrari. El monagesco aprovechó la estrategia del equipo italiano de frenar solo una vez y superó a los McLaren de Piastri y Norris que completaron el podio. Max Verstappen, con Red Bull, apenas llegó 6to.
Tras la competencia, el argentino Colapinto celebró su buen actuación en su debut en la F1. "Fue una buena carrera, la disfruté mucho", afirmó el nuevo piloto de Williams.
El día llegó: ¡Franco Colapinto debutó en la Fórmula 1! Tan solo eso es una noticia enorme para la Argentina, un país con una añeja tradición en la máxima categoría, ensombrecida por los 23 años sin un representante en una parrilla de partida, la sequía más extensa en los 74 años que tiene el Mundial. La Argentina y la F1 tienen lazos que forjaron historia indeleble: Juan Manuel Fangio ganó cinco títulos entre 1951 y 1957 y fue record hasta que Michael Schumacher lo rompió recién en 2003. El Chueco, además, tiene otra marca porque logró su quintento de coronas con cuatro marcas diferentes, algo casi imposible de remedar hoy en día. Y su efectividad es casi ilógica en estos tiempos: venció en 24 de las 51 competencias que disputó (47,06%). Pero, así como hubo un Chueco, también existió un Cabezón. José Froilán González consiguió un hito increíble: le dio la primera victoria a Ferrari en F1, allá en el GP de Gran Bretaña de 1951. La Rossa, el único equipo con presencia perfecta en todas las temporadas de la categoría y el que más éxitos consiguió. Y también hubo un Lole. Carlos Reutemann, el argentino con más presencias (146), que logró 12 victorias y fue subcampeón en un torneo 1981 que quedó envuelto en suspicacias del juego interno de Williams. Y hubo otros 19 corredores más que llegaron a disputar, al menos, una carrera. Por eso, a los fanáticos argentinos les dolía no tener un piloto ahí, en la meca del automovilismo de velocidad, desde la lejana participación de Gastón Mazzacane en San Marino 2001.
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