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Götze definió perfecto a los 7 minutos del segundo tiempo suplementario para poner el 1-0 definitivo para los alemanes, que consiguieron así su cuarto título. Argentina desperdició buenas chances cuando el partido estaba igualado y además el árbitro ignoró un penal a Higuaín.
Una espera que llegó a su fin. 28 años desde la última vez que Argentina fue campeón del mundo, 24 desde que la Selección no estaba en una final de un Mundial. Se quebró el maleficio. La nuestra; el bilardismo, el menottismo, el bielsismo, y todas las ramas de pensamiento que propone este juego de la pelota que apasiona a los 40 millones de argentinos convergen en 90 minutos de nerviosismo. Mundial de Brasil 2014, domingo 13 de julio, Estadio Maracaná de Río de Janeiro. Argentina-Alemania, como en el 86; como en el 90. Una página de oro para el fútbol argentino.
La copa, ese símbolo de gloria codiciado por los 22 que salen a la cancha, por los que quedan en el banco, por los 80 mil que están en la cancha y por los miles de millones que la miran por televisión. Alejandro Sabella y su equipo de un lado; Joachim Low y los suyos del otro. Lionel Messi y Javier Mascherano. El 7-1 sobre Brasil en las semifinales. La camiseta azul para los sudamericanos, la tradicional blanca con vivos negros, rojos y amarillos para los europeos. La mesa servida y las pulsaciones a mil.
El partido se empieza a jugar en la entrada en calor. Sami Khedira, el volante del Real Madrid que le marcó uno de los siete goles a Brasil siente un dolor en la entrada en calor y a último segundo Christoph Kramer, un pibe de 23 años que no vio a Alemania campeón el 90, toma su lugar. Sabella repitió el equipo jugó ante Holanda. 4-4-2 con Romero; Zabaleta, Demichelis, Garay, Rojo; Enzo Pérez, Biglia, Mascherano, Lavezzi; Messi e Higuaín. Por la gloria.
Desde el primer segundo hasta el minuto 47 hubo dos propuestas claras. Alemania dominó la pelota en campo rival y Argentina se agazapó para salir de contra. El andarivel derecho del ataque alemán fue el preferido, es que Lahm y Müller quedaban dos contra uno todo el tiempo ante Rojo. Y Argentina sufría, aunque solo con centros que Klose no podía conectar.
Las jugadas más claras, fueron para la Selección. A los 3, tras un tiro libre en la barrera de Kroos, Argentina salió de contra. Lavezzi le ganó a Hummels y toca para Pérez, pero tras un rebote le quedó a Higuaín. Pero su derechazo cruzado se perdió afuera. A los 8, otra contra, esta vez con Messi que desborda por derecha. El centro atrás para Pérez no llegó a destino. A los 10, Zabaleta se filtra por derecha y el mismo final que la jugada anterior.
Pero fue Higuaín el que tuvo una oportunidad única. Porque Argentina esperó el error del rival y el error llegó. Kroos le quiso pasar la pelota a su arquero Neuer con la cabeza, pero dejó al Pipa mano a mano. Con la pelota picando y sin marca, el delantero falló en la definición. Increíble. Para colmo, a los 29, Enzo Pérez envió un centro al área que conectó Higuaín y la pelota besó la red. Lo gritó, pero el línea Andrea Stefani levantó su bandera en una correcta decisión.
Para los 30, Löw, incómodo con el partido, aprovechó la lesión de Kramer (recibió un fuerte golpe en la cabeza tras un cruce de Garay) para poner a Schürrle. Sale un volante, ingresa un delantero -el que completó la faena ante Brasil con un doblete, nada menos-. Y en el último cuarto de hora del primer tiempo casi todo fue para Alemania. A los 36, Romero se lució ante un remate del recién ingresado, aunque la jugada no valía por el fuera de juego de Özil. Y el final fue golpe por golpe, aunque Argentina metía uno cada tres o cuatro de los alemanes. Messi desbordó por derecha (Hummels estuvo a punto de cometerle penal), pero otra vez no encontró destinatario para su centro. A los 43, otra vez Romero mantuvo el cero ante Kroos tras un error de Mascherano en el medio. Y sobre el cierre, el infarto: córner de Kroos desde la derecha, cabezazo de Höwedes, palo, Müller (en offside) y Romero. A respirar...
Agüero por Lavezzi para el segundo y diez minutos eléctricos de la Selección. Salió a buscar el gol de la diferencia en los primeros suspiros del segundo tiempo. Y fue Messi el que quedó mano a mano, nada menos. Pero Lío definió de zurda, apenas desviado. Otra chance perdida y a volver a empezar.
Un pelotazo aislado para Higuaín obligó a Neuer a salir lejos de su arco. Se lo llevó puesto a Higuaín. Fue penal. Pero el árbitro italiano Rizzoli cobró falta en ataque. Insólito. Y Argentina otra vez debía recomponer sus piezas, meterse rápido en el partido.
Pasó poco en el segundo tiempo. Argentina controló a su rival, a pesar de la superioridad numérica en la mitad de la cancha, y del despliegue físico de los alemanes que no tenían encima un suplementario como la Selección que llegó a los penales ante Holanda. A los 29, Messi (molesto y con gestos de dolor) por primera vez en el torneo pudo realizar su jugada característica: gambeta desde la derecha hacia el medio y zurdazo al segundo palo: desviado. Enseguida, a la cancha Palacio, aguera higuaín; Argentina apostaba por la pelota larga a espaldas de los centrales. Y ya casi no atacó. Pero Alemania tampoco, o muy poco.
A los 36, Kroos tuvo el gol en la puerta del área, pero su toque de derecha se fue desviado. Gago por Enzo Pérez, a cuidar la pelota. Y Götze reemplazó a Klose. Apuró Alemania sobre el final, pero el partido se fue inexorablemente al tiempo suplementario.
El primero de los dos tiempos complementarios tuvo una situación clarísima por bando. La primera fue para Alemania con un remate de Schürrle que otra vez despejó Romero. Y la de Argentina fue un gran pase para Palacio que la bajó de pecho y quedó de cara al gol. La quiso tocar por encima de Neuer, pero le pegó mal y la pelota se perdió afuera. El partido no podía ya tener más tensión.
Y en el segundo tiempo el desborde de Schürrle, el centro al área. Götze pecho, zurdazo y gol. Alemania se quedó con su cuarto título del mundo y Argentina sin trofeo, pero con el pecho inflado y la frente bien alta.
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