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Con 18 años y sus 2,06 m, este chico sueña en grande.
Su romance con el baloncesto comenzó cuando tenía 3 años en la ciudad de Santa Fe, donde residía en ese tiempo.
A los 13 estaba en Vera, la ciudad de origen familiar, jugaba en el Círculo Recreativo, que fue la puerta que le permitió ingresar a un nuevo escenario como San Justino y Unión de Santa Fe.
Su llamativa altitud lo motivó para inscribirse en un "Plan de Altura" de la CABB, donde fue descubierto por la gente de Weber Bahía Basket, dando comienzo a un presente que no tiene fronteras, porque cada día le depara una sorpresa, como integrar seleccionados juveniles -ganó medalla de bronce integrando el equipo 3x3 en el Mundial U18-y hasta entrenar con los mayores de la selección nacional.
En sus días de vacaciones en Vera -donde actualmente residen sus padres y hermanos- concurrió casi a diario al club de sus amores CR, donde se mostró con generosidad para contarles a los chicos de su experiencia y responder todas sus curiosidades.
Tiempo también aprovechado para volver a gustar del asado y alguna milanesa, dado que en Bahía la dieta es mucho más estricta y tiene que ver con "la disciplina y el sacrificio que son fundamentales para conquistar el éxito", si bien la tecnología hoy nos tiene más conectados "la familia se extraña un montón", algo que siempre remarca en sus charlas.
Tomy disfruta de este impensado presente pero va por más, en el corto plazo jugará el Sub21 en Colombia, luego vendrá la pretemporada, el campeonato local y más experiencias por vivir.
Con 18 años y toda una vida por delante Tomy seguirá su carrera con la responsabilidad de siempre, sabiendo que en este deporte el tiempo vuela y hasta en el último segundo se puede meter un triple, por eso mantiene la esperanza latente de que algún ojo extranjero lo vuelva a descubrir para jugar en la Euroliga y, por qué no, llegar a la NBA que es la máxima aspiración de todo jugador. /Manuel Mudry/
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