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Su madre, Lilian Clark, declaró ayer “Gustavito está entero y está”. El músico está internado en el sanatorio Alcla.
“Para nosotros es como un día más, pero Gustavito está entero y está. No tiene muerte cerebral y eso es lo que nos alienta a continuar.” A cuatro años de la última presentación de Gustavo Cerati, y del accidente cerebrovascular que lo mantiene en coma desde entonces, su madre, Lilian Clark renueva a diario su esperanza.
“Su enfermedad es seria, no es una pavada y hay que tener fe. Está muy bien atendido, desde el punto de vista médico. La otra parte que consideramos primordial es el amor que le brindamos todos los días como familia”, declaró ayer al programa radial de La Mega No se desesperen.
La historia es conocida; después de terminar el último show de presentación de su álbumFuerza Natural en Caracas, el 15 de mayo de 2010, Cerati se sintió mal y fue asistido en el Centro Médico Docente la Trinidad, de esa ciudad. El diagnóstico fue una isquemia cerebral transitoria, que redujo el flujo sanguíneo a su cerebro.
“Gustavo tuvo una descompensación luego del show en Caracas, pero informamos que se está recuperando favorablemente”, publicó un allegado al músico en la cuenta de Twitter @cerati.
Sin embargo, un ACV empeoró la situación, y desde entonces, el músico ha permanecido internado sin cambios significativos en su cuadro clínico. Primero, en el instituto FLENI, y desde hace dos años, en el sanatorio Alcla.Allí donde su familia le brinda compañía y amor, y adonde los fans le hacen llegar su cariño.
“No puedo creer, han pasado cuatro años y todos los días recibo una cartita de donde sea: de Argentina, de Latinoamérica, o alguna llamada alentando”, contó Clark.
“Algo tuvo que haber hecho Gustavito en el alma de la gente”, señaló la mamá del líder de Soda Stereo, quien una vez más apostó al optimismo que la sostiene sin bajar los brazos, a la espera de la recuperación de su hijo.
“Nosotros estamos muchas horas al lado de él; entonces, los médicos lógicamente no ven algunas cosas. Mueve mucho los párpados. No abre los ojos, pero está sentado varias horas y cuando yo lo saludo me aprieta la mano, me reconoce a mí y a las voces”, dijo.
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