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Los niños elaboran fantasías, sentimientos, temores, deseos e inquietudes a través de diferentes experiencias lúdicas. Rosina Duarte, psicóloga Infanto-Juvenil y coordinadora del Primer Programa Argentino de Formación en Primera Infancia y Crianza, subraya la importancia de estimularlos y dejarlos jugar.
La primera infancia es el período en el cual los seres humanos aprenden y se desarrollan más rápidamente, por lo que resulta necesario que los niños sean cuidados con mucho afecto, cuidados, atención y con una adecuada estimulación -además de buena alimentación- para facilitar un mayor crecimiento y mejor desarrollo en esta temprana etapa que influirá por el resto de la vida.
El juego forma parte fundamental de este período y tiene una influencia directa en la constitución subjetiva del niño, por lo se debe tener muy en cuenta al momento de la crianza de nuestros hijos. Es necesario impulsar y propiciar el juego en los niños.
¿Por qué es tan importante jugar?
Al juego podemos pensarlo como un espacio de transición que hace el papel de mediador entre la fantasía y la realidad. Así, a través del juego los niños representan sus inquietudes, ideas, sentimientos y deseos. Entonces, a través del juego el niño logra elaborar diferentes situaciones que ha vivido de manera pasiva -en la realidad-, y mediante el juego, logra vivirlas activamente.
Por ejemplo, si ha sufrido un reto por parte de un adulto, puede jugar que ahora es él quien reta a un muñeco, transformando así la pasividad en actividad. Así logra elaborar situaciones que vivió en la realidad y pudieron causarle enojo, tristeza, angustia.
Todo niño tiene necesidad de conocer el mundo en que vive, entonces mediante el juego logra utilizar sus sentidos para reconocer su mundo. Siente, mira, toca, huele, experimenta, fantasea, y crea. Los padres tendríamos que poder facilitarles las herramientas necesarias para lograr esta exploración y adaptación al entorno.
Es importante tener presente el valor del juego en lo que respecta a la estimulación de la imaginación y capacidad de aprendizaje del niño, ya que otorga un espacio para que cada uno pueda ser libre de expresar su creatividad y demostrar su curiosidad. Es un re-conocimiento de las cosas, que posibilita el buen crecimiento del mundo interno, intelectual y emocional del niño.
El juego en la primera infancia, y en los niños que aún no han adquirido el lenguaje es un espejo de su mundo interior, y permite:
* Divertirse.
* Conocerse a sí mismo.
* Conocer y explorar el mundo.
* Expresar sentimientos.
* Proyectar fantasías.
* Elaborar conflictos.
* Aprender a compartir.
* Socializar.
* Investigar.
En edades mayores, también hay juegos que estimulan la inteligencia, y promueven el aprendizaje en los niños, influyendo y ayudando a una adecuada socialización entre pares, mediante el cual se aprende a respetar a los otros y ser respetados, a escuchar, a aceptar y compartir con otros, es decir, a ser incluidos dentro del proceso de socialización.
A través del juego, se aprende:
* El valor de las reglas y normas.
* Relacionarse con los otros.
* Ejercer nuevos roles.
* Incentivar capacidades mentales.
Los adultos como figuras parentales responsables de la crianza de nuestros hijos, debemos comprender la importancia del juego en la constitución subjetiva de nuestros hijos, y buscar el modo de acompañarlos en este aprendizaje, tratando de hacernos el tiempo necesario para jugar, recordando que los estamos educamos mientras disfrutamos y los ayudamos a crecer.
Por Rosina Duarte, psicóloga Infanto-Juvenil y coordinadora del Primer Programa Argentino de Formación en Primera Infancia y Crianza.
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