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Entrevista al actor más carismático del país, que estuvo en Rosario para presentar "El misterio de la felicidad", el filme que se estrena el jueves y que protagoniza junto a Inés Estévez.
¿Qué pasa cuándo uno es más fiel a los pactos que leal a sus sentimientos? ¿Qué sucede con las cosas que no viviste en el momento que tenías que haberlas vivido? ¿Qué es la felicidad, son momentos o una búsqueda constante? Son algunos de los profundos -y quizás hasta indescifrables- interrogantes que funcionan como leit motiv de la película "El misterio de la felicidad", una comedia dramática protagonizada por Guillermo Francella e Inés Estévez y dirigida por Daniel Burman, que llega a los cines el 16 de enero.
"Aprendí inglés con el "did" y el "will" y me parece que ahí está el equívoco, ahora hay unos adelantos muy grandes para hablar inglés con sistemas de audio", asegura Francella en diálogo con Escenario, manifestando sus ganas de aprender inglés a la perfección y así, cumplir su fantasía de actuar en Hollywood. El actor ganador del Oscar por "El secreto de sus ojos" llegó a Rosario el pasado miércoles, junto al director del filme, para contar todo acerca de su nuevo personaje, Santiago, que llega después de haber liderado la taquilla cinematográfica en 2013 con "Corazón de León". Poseedor de un carisma inagotable -íntimamente relacionado con su condición de acuariano- el actor más popular de Argentina habla con esa sonrisa pícara de sus papeles más emblemáticos mientras el brillo de sus ojos denota su faceta más reflexiva. Con ustedes, Guillermo Francella.
—¿Qué te atrajo de esta película para que dijeras que sí?
—Tenía muchas ganas de trabajar con Daniel Burman, hacía bastante que queríamos cruzarnos en algún proyecto y por una cosa o por otra se dilataba y no se definió. Esta historia me gustó mucho, primero que la cuente él, que es alguien a quien yo respeto y admiro mucho; me ha gustado toda su filmografía. Y por otro lado, esta temática me pareció muy identificable y muy atractiva para contar. Por eso me sumé con entusiasmo. La acabo de ver en una función privada en Buenos Aires antes de ayer y está muy buena, estoy contentísimo. Es una película muy al corazón, muy tierna, que habla de los sueños de cada uno y del misterio que hay detrás de la felicidad. Pero no es un libro de autoayuda que después de "esto" sos feliz, sino que tiene que ver con cuál es esa búsqueda, con cuál es el misterio que hay detrás. ¿Son instantes, son pequeños momentos? ¿Qué pasa con las cosas que no viviste en el momento que tenías que haber vivido; las querés vivir o te quedaste frustrado toda la vida?
—¿Cómo fue encarnar a este personaje tan amigote de su socio con una relación tan particular? ¿Con qué desafíos te encontraste después de haber interpretado a León?
—Me gusta poder hacer cosas bastante heterogéneas entre sí. "Corazón de León" fue una película muy compleja, con un personaje muy difícil, ese chiquitín que tanta satisfacciones nos trajo. "El misterio de la felicidad" tiene otra cosa, es un personaje distinto, absolutamente antagónico a León, con otra carnadura. Hemos hablado mucho con Daniel (Burman) para llegar al equilibrio de lo que queríamos, qué necesitaba él que tenga el personaje y qué necesitaba la película para que tenga la aceptación que anhelamos que pueda llegar a tener.
—Te llegarán muchos guiones todo el tiempo, desde las producciones más ambiciosas hasta los proyectos más under. ¿Cuál es tu criterio para elegir?
—Que me atrapen las historias...no es tan fácil encontrar historias buenas y originales, que estén bien contadas, o un disparador que cuando lo leas digas: "Uy, qué buena onda, ésto no lo había leído nunca". Lo importante es que la historia tenga originalidad, algo que tenga diferencia con otros proyectos que haya visto en cine hace un tiempo, que no tenga que ver con una temática insulsa. Creo que ahí está la base, primero un buen guión, y si encima me lo entrega un director que admiro, me dan más ganas de trabajar.
—¿Llegar a Hollywood es tu cuenta pendiente?
—Si me preguntan: "¿te gustaría?", "sí, por supuesto que me gustaría", pero una cuenta pendiente no es. Sino creo que me iría a vivir a Los Angeles y aprendería inglés y haría todas las audiciones posibles, me pondría un representante, e intentaría hacerlo y que no quede en el olvido. Pero que la fantasía está, está.
—Dijiste que te gustaría saber inglés a la perfección. ¿Hasta dónde llegás, dominás el tiempo pasado, presente y futuro?
—Sí, yo aprendí inglés con los auxiliares, con el "did", el "will" y me parece que ahí está el equívoco, ahora hay unos adelantos muy grandes para hablar inglés, con sistemas de audio, de otro modo. Yo lo aprendí con la vieja temática y me cuesta armar la frase como me gustaría, tenés que estar siempre pensando. ¡La armo bien, pero tardo! Y para actuar lo tenés que hablar con fluidez, con un coach que esté todo el tiempo con vos. Creo que lo interpretativo perdería frescura si no lo hablás bien. Viste cómo hablan ellos que les cuesta (habla en modo espanglish) y yo no quisiera actuar de esa manera. Me parecería un horror actuar de ese modo.
—Hace algún tiempo contaste que tuviste una crisis con el rating y que hasta lo llegaste a tratar en terapia. ¿Cómo al actor más exitoso le puede preocupar excesivamente eso? ¿Es uno de los motivos por el cual te alejaste un poco de la televisión?
—Eso pasó hace muchos años. Me sentía muy desbordado y que me cambiaba el estado de ánimo con un encendido y por eso lo charlaba en terapia. Pero bueno, fue hace muchos años y ya no me pasa. Y no es que no hago tele por eso. Ahora estoy más con el cine y el teatro.
—¿No te preocupa cuántas personas vayan a ver tu película?
—¡¿Cómo no me va a preocupar?! Pero la preocupación no es enfermiza. Por supuesto que si hacés una obra de teatro querés que la taquilla ande bien, si hacés una película lo mismo, si hacés un programa de televisión es muy importante que tenga encendido, porque sino no tiene ningún sentido esta cosa de "yo actúo pero no me importa", es mentiroso, no nace en mí, no puedo.
—De tus papeles en "Brigada cola", "Los Bañeros más locos del mundo", "Naranja y media", "Casado con hijos", "El secreto de sus ojos", "Corazón de León"... ¿cuál fue el que más feliz te hizo?
—¿Te digo la verdad? Fui muy feliz con cada personaje que hice, con cada programa, cada película, he tenido momentos muy lindos en esta profesión, entonces sería muy desagradecido pensar "este fue", porque fueron cosas muy diferentes. En televisión con "De carne somos", "Naranja y media", trabajar con Alfredo Alcón en teatro, hacer "El secreto de sus ojos", trabajar con Luis Brandoni en "El Hombre de tu vida". He hecho cosas muy heterogéneas y antagónicas entre sí y todas me han traído mucha satisfacción. Estuve con Adrián Suar en "La cena de los tontos" y ahora vamos a hacer juntos en teatro "Dos pícaros sinvergüenzas". Adrián es alguien a quien yo quiero mucho, es un gran amigo. Vivo de esta profesión, y me encanta. ¿Viste cuando podés vivir de esa vocación que tuviste desde chico? Es lo que me pasó a mí. Soy muy feliz con mi vocación.
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