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La cantante contó cómo la experiencia de convertirse en madre soltera cambió su vida y marcó la creación de su nuevo álbum, “Los momentos”. El miércoles se presenta en el City center.
No hace falta que le pregunten. Julieta Venegas habla de cómo la maternidad le cambió la vida con la espontaneidad de alguien que realmente está atravesado por esa experiencia. El centro de su mundo es Simona, su hija de dos años y nueve meses, y esto se refleja en una especie de nueva madurez. Su último álbum, "Los momentos", grabado en la intimidad de su propio estudio, es tal vez su disco más introspectivo y profundo. "Me puse reflexiva, quería ver dónde estaba parada", dijo la mexicana, que decidió convertirse en madre soltera a los 40 años. "Tener un hijo es algo muy contundente, y ese es el camino que yo tomé", aseguró.
Desde Buenos Aires, en charla telefónica con Escenario, la autora de hits como "Me voy" y "Limón y sal" dijo que en su nuevo disco tenía ganas de "explorar otros sentimientos" y confesó que le "cuesta creer en las personas". También habló de la violencia del narcotráfico que se instaló en México. El próximo miércoles presentará "Los momentos" y todos sus éxitos en el Centro de Convenciones del City Center.
—Vos definiste a "Los momentos" como un disco "oscuro". ¿Por qué tomó ese rumbo?
—Las cosas que expreso ahí tienen que ver con anhelos, con melancolía, con preguntas. Yo he hecho discos como más tirados para adelante, y este es un disco con más dudas, hablando de las letras específicamente. Los sonidos también son más oscuros, están más basados en sintetizadores. Esta vez decidí sacar los sonidos acústicos, los que venía usando antes, porque llevaban a un costado más orgánico y más claro. El disco refleja este momento de mi vida, en el que me estoy haciendo muchas preguntas. Tener un hijo te pega una buena sacudida, porque cambia tu percepción de las cosas y cómo las pensás incluso. Yo siento que amplié el radar, y creo que eso viene con ser mamá. Antes pensaba que si tenía un hijo iba a hacer un disco feliz, pero nada que ver (risas). Me puse reflexiva, quería ver dónde estaba parada.
—¿Eso tiene que ver con haber sido madre soltera? ¿Es más difícil enfrentar la maternidad de esa forma?
—No necesariamente, pero si estás sola se te plantean más preguntas. De todas maneras aclaro que son preguntas hacía mí misma, y no sobre cómo me ve la sociedad. Es como decir: aquí estoy, y hay muchas cosas que no tengo resueltas. Hay canciones en el disco que hablan de eso. Hay un poema de Borges que me inspiró mucho en ese sentido, se llama "Lo perdido". Es un poema que habla de cómo en la vida tomamos un camino y no otro, y qué pasa con las cosas que no sucedieron. La canción "Los momentos" viene de ahí, y "No creí" también. Tener un hijo es algo muy contundente, y ese es el camino que yo tomé. Creo que está bueno. Un hijo siempre te da felicidad.
—¿Este disco marca una nueva etapa en tu carrera? ¿Es más de cantautor?
—Yo siento que todos mis discos lo han sido, pero este tal vez tenga más profundidad. Yo nunca pierdo de vista que lo que me gusta hacer son canciones completas, con música y letra. Y también me encanta producir y tocar. La verdad es que esta vez no tenía ganas de hablar de enamorarse así a la ligera, o de conocer a alguien. Tenía ganas de explorar otros sentimientos.
—En el tema "Vuelve" hablás de la violencia que se vive a diario en México desde hace ya algunos años. ¿Por qué decidiste tocar ese tema?
—No estoy hablando directamente de la violencia. Esa canción surgió porque un amigo español me escribió y me preguntó si era seguro venir a México. Y de la respuesta nació la canción. El miedo ahorita es un alimento más en México. Pero eso no puede determinar que dejemos de hacer las cosas que queremos. Hay otra canción, "Tuve para dar" que también se refiere a mi país: el antes y el después de una situación tan conflictiva como la que estamos viviendo. Todo está contado desde un punto de vista muy emocional. Nadie se acostumbra a ver la cantidad de violencia que sufrimos ahora.
—¿Ves alguna salida para el problema que vive México o sos más bien pesimista?
—No soy pesimista pero no tengo ni idea de cuál es la salida (risas). Lo que intento es sobrellevarlo de la mejor manera posible, no quiero entrar en un bajón por eso. Creo que los mexicanos nos tenemos que conectar más. En México tenemos la costumbre de no ver los problemas como propios. La gente dice: "Eso pasa en tal ciudad, aquí no tenemos nada que ver". Somos un país muy grande que está viviendo una crisis muy fuerte. Hay que tomar conciencia de eso. Yo creo que en algún momento va a llegar la salida. En Colombia también se vivió una época muy dura y lograron salir adelante. Ese es un buen ejemplo. Yo todavía tengo esperanzas.
—Tener un hijo te cambia mucho el ritmo de la vida cotidiana. ¿Cómo te las arreglás ahora durante las giras?
—Nos vamos organizando. Hasta hace poco mi hija viajaba conmigo todo el tiempo, pero ahora lo estamos acomodando de otra manera, según las necesidades de ella. Cuando ella era un bebé era súper fácil viajar, porque no tenía ningún rollo con su espacio. Ahora ella quiere su lugar, su escuela, empezó a extrañar. La gira no la estamos extendiendo mucho. Nos vamos un mes y volvemos un mes. O hacemos viajes cortos. Es un poco una locura, pero prefiero hacerlo así para que ella esté tranquila y para poder estar con ella. Yo no tengo esa cosa de pensar: saqué un disco y tengo que irme de gira como loca y hacer un montón de shows. No. Hago lo que puedo y lo disfruto muchísimo. A mí mi trabajo me apasiona, pero esto es lo que nos toca. Hay que buscar lo que es mejor para la familia.
—Tenés 42 años. ¿Te tocó atravesar la famosa crisis de los 40?
—Pues no, nunca me ha dado una crisis por mi edad. Quizás me dé a los 50, ese número debe ser fuerte (risas). Lo que pasa es que yo tuve a Simona y a los tres meses cumplí 40, estaba muy ocupada para tener una crisis. De todas maneras, eso de preguntarme cosas, de ponerme reflexiva, también tiene que ver con la edad. Y está bueno. A mí me gusta tener esta edad, me gusta la experiencia. Además yo siempre he sido muy tranquila, nunca fui de salir ni de ir a fiestas.
—Tu relación con la música, ¿es la misma ahora que 20 años atrás?
—En algunos sentidos sí. Yo sigo siendo muy curiosa con la música, me encanta escuchar cosas nuevas. Cuando puedo me la paso buscando música en Internet. Mi tiempo de tontería es buscar música. Por otro lado ahora comparto la música de otra forma. Yo siempre he sido muy tímida, no soy de juntarme con amigos para cantar una canción. Soy cero eso, soy más bien todo lo contrario, soy muy solitaria. Ahora con mi hija vivo la música de una manera más cotidiana, canto con ella todo el día. Lo disfruto en otro sentido, más relajada, y a la vez está muy padre.
—En una entrevista reciente vos dijiste: "Siempre me ha costado tener fe". ¿Por qué hiciste esa afirmación?
—Estaba hablando de tener fe en las personas. Yo tengo esperanzas, tengo fe en el futuro, me gusta creer en Dios y pensar que las cosas siempre van a ser mejores. Pero en las personas sí me cuesta creer. No soy una amiguera natural, me cuesta acercarme a la gente y dejar que se acerquen también. Tengo tres amigas que son las mismas desde hace años. No tengo mil amigos.
—Vos trabajaste con muchos músicos argentinos: Gustavo Santaolalla, Cachorro López, Coti Sorokin. ¿Cómo te marcó la música argentina?
—A mí escuchar a Charly García me cambió la vida. Y a lo largo de mi carrera fui creando un vínculo muy fuerte con la Argentina. Es muy loco, pero espontáneamente siguen surgiendo cosas que hago con gente de acá que me gusta. Hace poco, por ejemplo, estuve trabajando con Adrián Dárgelos.
—¿Alguna vez pensaste en radicarte en Argentina?
—No. Yo soy muy de México, estoy muy arraigada ahí. El último disco es el primero que grabo enteramente en mi país. Estoy empezando a recuperar mi espacio, tengo mi propio estudio en casa. Cuando vengo a la Argentina me encanta, me siento como en casa, pero mi hogar es México.
—En los años 90 hubo una explosión en la escena mexicana: apareciste vos, los Café Tacuba, Maná y Jaguares. ¿Qué está pasando ahora en México? ¿Hay nuevos talentos que te interesen?
—Sí. Está Carla Morrison, una chava que es completamente independiente. Ella graba los discos desde su casa y ahora se está convirtiendo en un fenómeno en México. También está Quiero Club, un grupo de Monterrey que es muy interesante. Natalia Lafourcade viene trabajando desde hace tiempo pero a mí me encanta. Es una genia. Hace poco sacó un disco con canciones de Agustín Lara que es hermoso. Creo que hay una movida, y también hay más festivales para que los músicos puedan mostrarse.
—Editaste seis discos y también hiciste música para películas, ¿qué te queda pendiente?
—Me encantaría producir a otros grupos. Siempre me interesó escuchar a otra gente y ver cómo se podrían transmitir sus ideas. Por el momento no tengo nada en vista, pero supongo que en algún momento se dará.
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