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“En un contexto donde lo importante parece ser el punto de rating, desde La TV Pública apostamos al trabajo de calidad con actores, actrices y directores más que por gente mediáticamente famosa”, afirmó Martín Bonavetti, Director Ejecutivo de la emisora estatal.
Así fue presentada “Doce Casas. Historias de mujeres devotas”, la miniserie de Santiago Loza que comienza el lunes por esa pantalla.
“Acostumbrados a ver impacto, elenco y famosos, los televidentes hemos perdido esa relación con la composición de los personajes y `Doce casas` tiene el gusto de lo artesanal y la posibilidad de conectar con cosas que son difíciles de encontrar en medio del bombardeo mediático”, agregó Bonavetti.
“Doce Casas. Historia de mujeres devotas”, ficción ambientada en los años 80, época en la que la televisión en colores asomaba tímidamente en la Argentina, propone recorrer una docena de relatos ocurridos en el interior del país, cuyo único punto en común es la inesperada visita de la estatua de la Virgen.
Creada y dirigida por el prolífico director cordobés Santiago Loza y grabada íntegramente en la TV Pública, cada una de estas historias, que se resuelven en cuatro capítulos emitidos durante una semana (de lunes a jueves), mezclan la revelación divina, la fe y la devoción, con el humor, el misterio y la tragedia.
El primer envío, que se podrá ver a partir del primero de abril a las 22.30, interpretado por un estelar elenco formado por Marilú Marini, Claudia Lapacó y Claudio Tolcachir, narrará la historia de dos hermanas solteras de avanzada edad que pasan sus días atendiendo una mercería de poco éxito en algún pueblo perdido en el interior del país.
Sus vidas son simples y perturbadoramente calmas. Hasta que un día, la visita inesperada de su sobrino pelirrojo, hijo de una tercera hermana fallecida, las pone en vilo.
Claramente no lo esperaban. Y no sólo eso: ven en el color de su pelo una señal misteriosa, un peligro inhumano. ¿Una señal satánica tal vez? Quién sabe, pero ellas sienten que la virgen que tan amablemente se hizo presente, llora lágrimas de sangre por él.
“Para estas dos hermanas la religión es la columna vertebral de sus vidas. La fe les da un refugio, les ofrece cierto vuelo para despegarse de la realidad”, explicó Marilú Marini en diálogo con Télam.
Y agregó: “En lo personal me identifiqué con todo este proyecto porque, salvando las distancias con mi personaje, yo tengo mucho misticismo por mi trabajo, por lo que significa ser portador de la palabra del poeta y estar habitado por algo. En ese sentido yo soy mística también”.
Para cada una de estas doce historias, en las que pusieron el cuerpo alrededor de cuarenta actores de renombrada trayectoria, Loza apostó por traer a la pantalla chica una propuesta de calidad semejante a sus más celebradas realizaciones teatrales (“La mujer puerca” y “Yo te vi caer”) y cinematográficas (“Extraño” y “La Paz”).
“En una tele donde pareciera necesario distinguir entre ganadores y perdedores, nuestra función es complejizar el panorama y dedicarnos a hacer cosas sin buscar esos resultados. No por nada somos el canal con más ficciones de la televisión argentina”, agregó Bonavetti.
“Porque cuando complejizamos -añadió- crecemos todos como telelvidentes, crecen los artistas y se produce un círculo virtuosos muy placentero, que nos permite diferenciarnos del resto de las pantallas”.
Así es cómo, bajo esa premisa, tan sólo en 2013 desfilaron por la Televisión Pública más de 150 actores y, desde que comenzaron los programas de fomento a la producción nacional, se pusieron en el aire más de 20 series de productoras independientes de todo el país.
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