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Empezó a trabajar a los 15 años. Cortó el pasto y fue repartidor, entre otras cosas. Pero revirtió la historia: “Le compré una casa a mi mamá”
Ganaste la encuesta con el 61%. Se ve que la gente quiere saber de vos.
Estoy sorprendido. La realidad es que uno a veces viene trabajando sin parar, como en Más respeto que soy tu madre 2, y no mira mucho para afuera. Así que esto no lo esperaba. Igual, soy muy agradecido de las notas. Pero por ahí soy muy vergonzoso.
¿Vos vergonzoso?
A todo el mundo le llama la atención. Susana me dijo que tengo tanta vergüenza y después en el escenario digo cualquier cosa. Toda la vida fui medio así. Por ahí me piden una foto y después la gente me dice: "No sos divertido como en la tele". Me da un poco de cosa la exposición.
Repasemos tu carrera. ¿Tu debut en televisión fue en Videomatch?
Lo primero que hice fueron las cámaras ocultas para ese programa, en 2002. Venía de una escuela de circo y me llamaron para hacer unas caídas (simulaba golpes en una clase). Tenía 20 años. Y, te digo la verdad, no entendía nada. Estaba cagado de hambre. "¿Cuánto hay?", pregunté. "120 pesos", me dijeron. Y acepté.
¿Te pagaban 120 pesos?
Sí, eso por cada cámara. En ese entonces trabajaba en el circo y ganaba 250 por semana. Era un re negoción para mí hacer lo de (Marcelo) Tinelli. Yo venía sin laburar mucho, medio mal. Vivía en la casa de mi viejo, con mi mamá y mi papá. Y, nada, estaba en la escuela de circo y trabajaba de lo que podía y lo que encontraba.
¿Ejemplos?
En una gomería, en una rotisería, en una pizzería y con un feriante. Después trabajé haciendo changas. Cortaba el pasto. Una vez estaba sin trabajo y me propusieron limpiar un tanque. En vez de con una escalera me subí con una soga tipo de albañil. Tenía como un gancho en la punta. Me resbalé, me enganché el pantalón y quedé colgado desnudo a nada del piso. (risas)
¿Empezaste a trabajar de muy chico?
Sí. Uno de mis primeros laburos, a los 13 o 14 años, fue vender tablas de madera para cortar comida. También dulces caseros. Era más como un juego. Pero a los 15 ya empecé a laburar en serio por necesidad. Mis viejos hicieron todo lo que pudieron pero tuvimos épocas malísimas. Siempre fui independiente. No me gusta pedir. Era una manera de tener mi platita y aportar lo mío.
¿Con tu primer sueldo importante qué hiciste?
Vivíamos en lo de mi abuela, y tuve la posibilidad de comprarme una casa para mí y otra para mi mamá. No sufrí, no me gusta dar lástima, pero cuando uno no tiene nada aprende a cuidar la plata.
¿Qué es no tener nada?
Tomamos té durante mucho tiempo. De chico pasé hambre. Yo no quería vivir eso. Siempre tuve en la mente que no quería ser grande y vivir eso mismo.
Volvamos a la actuación.
Bueno, después de las cámaras, en 2003 hicimos la obra Manicomic. Luego me fui a México a trabajar a un circo. Estuve 3 meses. Volví y trabajé con Panam. Luego estuve en De 9 a 12, un magazine, y ahí es donde me vio Antonio (Gasalla).
¿Cómo fue eso?
El fue una parte muy importante en mi vida. Puso una ficha en mí para actuar. Hasta ahí yo hacía chistes. Cuando me llamó, le dije: "Nunca actué, le agradezco la posibilidad, pero yo no sé si lo puedo hacer".
¿Qué te respondió?
Que él me iba a ayudar. Me llamó decidido. Nunca dudó. Yo nunca fui a una clase de actuación. Las tengo ahora de jueves a domingo, en el teatro El Nacional. Todo lo que aprendí fue gracias a él. Fue muy importante para esto que tengo acá (muestra su casa).
A Tinelli cómo lo conociste?
Cuando grababa las cámaras alguna vez me llevó al piso. Era muy loco, porque de chico yo miraba Videomatch. De todas maneras, no caía. Pensaba mucho en otras cosas. Estaba preocupado por tener un trabajo, por ganar esos 120 pesos. Era más importante eso que lo que estaba pasando.
¿Y con Susana?
A veces la saludo al aire. En camarines, si la veo me escondo. Me da vergüenza, no quiero quedar como un cholulo. Es muy importante. Digo: "¿Qué hago yo acá?". Un par de veces me invitó a comer. Me trató excelente, pero yo soy raro.
¿No te sentís parte del mundo de la farándula?
No existe ese mundo. No creo en la fama. Terminás de trabajar y volvés a la realidad. La fama es una gran mentira. Nunca me vas a ver en un evento. Me siento raro. A mí, mirá lo que te digo, me cuesta hasta ponerme una camisa y una corbata.
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