“Yo ya no soy un galán”

Entró en “Somos familia” como padre de Gustavo Bermúdez. Y ataca a los mediáticos.

El tipo ratifica una tendencia telenovelera de estos tiempos: el “revival de galanes”. El club que ya integran, entre otros, Raúl Taibo y Gustavo Bermúdez, tiene a un nuevo miembro en Jorge Martínez (67), uno que pertenece a las primeras generaciones del clan. Luego de algún tiempo fuera de la pantalla local, el actor de éxitos como La extraña dama(1989, con Luisa Kuliok) y Rompeportones (1998), volvió a la escena en la tira Somos familia (Telefe, a las 19).

Y reaparece en la novela que supuso otro regreso: el ya citado Bermúdez. Vaya paradoja, su personaje, Isidro, es el padre del protagonista (y del menor de los Navarro, Fabián Vena). “Es un personaje muy lindo. Es muy loquibambia, muy playboy, pero nunca conoció a su verdadera familia. Y no entiende hasta que lo hacen entender y se vuelve otro tipo, entonces va a buscar a su verdadero amor. Porque el amor de su vida no es la mamá de los chicos. Entra en una humanidad que me encanta”, cuenta.

Jorge fue uno de los primeros galanes de telenovela que empezó a trabajar en el exterior. Por eso estuvo ausente de la producción argentina un tiempo. Vivió en los Estados Unidos, Italia, Puerto Rico y México. “Hoy estoy pagando el derecho de piso de haber estado casi 25 años afuera”, asegura, mientras confiesa que la noche anterior llamó a Carmen Barbieri para trabajar con ella. Porque dice que ya no tiene vergüenza en tocar puertas para conseguir laburo.

Arrancó como actor publicitario -saltó a la fama en un recordado aviso de platos donde decía: “Soy un león vendiendo Durax”-, y su pesado currículum dice que apareció en 40 películas, más de 50 obras de teatro y 30 series de TV. “Yo le debo 49 años de mi vida a esto. Por eso odio a los mediáticos. Se bajan la bombacha, el calzoncillo, y listo. No los banco”, acusa. Y agrega: “Un mediático, a las dos semanas, es lo que yo intenté ser en cinco años. Porque yo nunca me bajé la bombachita, nunca hice quilombo. Siempre me hicieron quilombo con los romances (salió con Rafaella Carrá y con Verónica Castro). Pero yo no me iba con cualquiera para hacer prensa con eso. Yo tuve cinco matrimonios. Eso sí, los galanes teníamos una ventaja”, sostiene.

¿Tenían?

Yo ya no soy galán. Uno cuando pasó cierta edad se acostumbra a no ser galán. Yo quiero crear personajes. Quiero hacer algo distinto. El galán del tipo ‘hombre rico, de traje y corbata que se enamora de la sirvienta’, ya no me va.

¿Te cansaste del estereotipo?

No es que me cansé. Prefiero otro tipo de cosas con las cuales podés crear. En mi historia actoral, los galanes éramos tipos vestidos con traje corbata, gomina y perfectamente maquillados. Y hoy son barbudo, de pelo largo... Es otra la onda de galanes. En mi época no había google, apple (y tira una catarata indescifrable de siglas en inglés) y eso significa que la estructura de trabajo cambió.

¿Para bien o para mal?

Y... hoy tengo que laburarla como cualquier hijo de vecino. No me creo nadie y no soy nadie. Soy un tipo con experiencia. Con la gratitud de haber podido viajar. Y la verdad es que hoy quiero hacer una novela con continuidad, no algo de un mes y medio. Hoy puedo ser abuelo, comisario...

¿Comisario?

Y sí. Las de Suar son todas policiales. Igual, de agente no me cree nadie.
Y después de cinco matrimonios, ¿hoy estás solo?

Sí. Hoy viene una mina que me vuelve loco y cruzo. No tengo ganas. Ya estuve en pareja mucho tiempo de mi vida. Descubrí que estoy bien solo. Estoy feliz de la vida. Tengo una mamá de 95 años, que me la traje a vivir a casa. Estoy enamorado de mi mamá.