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El argentino que también escribe la historia de la cura del sida

Juan Pablo Jaworski lideró en EE.UU. y hasta 2011 el proyecto que logró erradicar del organismo animal un virus casi idéntico al VIH, mediante anticuerpos obtenidos de humanos. Luego, siguió trabajando desde su país. Un descubrimiento que renueva las esperanzas.


El 21 de marzo, la revista Nature Medicine publicó un hallazgo que sin dudas dará un giro decisivo en materia de tratamientos contra el VIH. De sortear con éxito las pruebas experimentales en humanos, la nueva terapéutica permitiría erradicar el virus del sida del organismo, pudiendo constituirse en una cura definitiva de la infección .

Uno de los protagonistas de este promisorio avance, el argentino Juan Pablo Jaworski, hizo posible, junto a un equipo de otros científicos, el descubrimiento en el laboratorio de la Universidad de Salud y Ciencias de Oregon (OHSU, por su siglas en inglés), EE.UU.

Entre 2008 y 2011, durante la realización de su posdoctorado en el país del norte, Jaworski se desempeñó en ese laboratorio a cargo de la doctora Nancy Haigwood como líder del proyecto del que surgió el novedoso tratamiento. En 2011, la doctora Ann Hessell ocupó el lugar de Jaworski, cuando por cuestiones particulares regresó a Argentina pero, sin embargo, siguió trabajando desde la distancia en el desarrollo de la OHSU.

Básicamente, ellos observaron que los animales tratados prematuramente durante la infección con un virus similar al VIH, el SHIV, tenían la capacidad de erradicar el virus del organismo, gracias a la terapéutica que aplicaron. Esto les permitió pensar en que estaban frente al indicio de una cura de la enfermedad con este virus, muy próximo al del VIH sida.

“El desarrollo surgió de un modelo estrechamente vinculado al ser humano y permitió estos estudios con virus relacionados al HIV sida. El modelo constituye una preterapia en humanos, que deja abierta la puerta a pruebas en pacientes infectados”, explicó Jaworski, quien actualmente es investigador del Conicet y miembro del Centro de Investigaciones de Ciencia Veterinarias y Agronómicas (CICVyA) del Inta, del Ministerio de Agroindustria de la Nación.

Los animales, en este caso monos, fueron infectados en laboratorio y, 24 horas más tarde, recibieron un tratamiento con unos compuestos llamados NAbs monoclonales (mNAbs por sus siglas en inglés), de última generación.

Diario UNO dialogó con Juan Pablo Jaworski, quien explicó en detalle el procedimiento, la importancia del hallazgo y las esperanzas que abre.

—Doctor, ¿cree posible que el modelo aplicado a los simios pueda replicarse en humanos, eliminando los reservorios mismos del virus?

—Bien... Hay que poner este hallazgo en un contexto adecuado. Haber erradicado al SHIV de los monos Rhesus es muy importante ya que no tiene precedente. Además, este es el modelo que más se aproxima al humano porque los anticuerpos utilizados en los monos son de origen humano, el virus está estrechamente relacionado al VIH y, también, porta su proteína de envoltura (que es una de sus armas principales). Sin embargo hay que esperar a las pruebas definitivas en humanos infectados con VIH. En 2015, los científicos Caskey y Ledgerwood ya realizaron pruebas en este sentido. Pero la demostración definitiva será cuando se pruebe la eficacia de estos anticuerpos en la prevención de la infección de VIH en la transmisión madre -hijo.

La cura, desde el propio cuerpo

—¿Qué son los NAbs monoclonales (mNAbs)?

—Para comprenderlo, primero es necesario saber lo siguiente: una vez que VIH infecta a una persona, este virus se incorpora al ADN de sus células y establece un reservorio de por vida. Las drogas antirretrovirales (ARV) usadas en la actualidad logran controlar la carga viral hasta niveles indetectables (muy bajos) y restablecer la inmunidad de los pacientes. Es por ello que en los últimos años el sida pasó de ser una enfermedad letal a una enfermedad crónica. Esto siempre considerando que el paciente tenga acceso a la medicina... Sin embargo, las drogas ARV no erradican el reservorio viral (además, se deben tomar periódicamente, traen asociados problemas de toxicidad y resistencia). Por este motivo, es que si un paciente que viene bien controlado y en perfecto estado de salud deja de tomar medicación, la enfermedad reaparece bruscamente y puede producir la muerte (como consecuencia del mismo virus que permanecía “escondido” en su interior).

“Dicho esto –siguió explicando el científico–, debemos saber que los mNAbs son de origen humano. Dentro de la población humana hay individuos denominados de «elite neutralizadores»: sus anticuerpos neutralizan muchos virus VIH con características diferentes (es un virus que muta mucho, más que ningún otro). De estos individuos, por técnicas de citometría y biología molecular, se obtienen las «recetas» para luego producir grandes cantidades de anticuerpos iguales, en un cultivo celular (en el laboratorio). Nosotros probamos los mNAbs humanos en el modelo animal ya que la proteína de envoltura que porta el virus SHIV (animales) es la misma que la del VIH. De ahí la gran relevancia del modelo y de los resultados obtenidos con los mNAbs que utilizamos, porque son los mismos que se usan y usarán en humanos (ya están desarrollados)”.

—¿Cómo fue el proceso por el cual avanzaron hacia esta terapéutica? ¿Qué lo determinó?

—Tras muchos años de trabajo –nuestro y de otros grupos– comenzamos a vislumbrar el papel que juegan los anticuerpos neutralizantes (producidos naturalmente por los pacientes humanos o animales infectados) en la infección causada por VIH. Esto se ha estudiado principalmente en modelos primates (de ellos el más robusto es el mono Rhesus). Los hallazgos más importantes en orden cronológico son estos –y los menciono para comprender la importancia del hallazgo último–: el primer antecedente mostró que, administrando altas dosis de anticuerpos neutralizantes (NAbs) a los animales, y luego infectándolos experimentalmente, estos eran refractarios al virus (no se infectaban). En cambio, si se suministran bajas dosis de NAbs a los animales y luego se los infecta experimentalmente, estos se infectan pero toleran la infección (no mueren). Si uno trata con NAbs a monos que ya están infectados no tiene un efecto notable, porque la infección ya está bien establecida (ya hizo mucho daño). Sin embargo, en los últimos años se han descubierto anticuerpos neutralizantes monoclonales extremadamente potentes que, al ser administrados a monos ya infectados (como el caso anterior), controlan la viremia sin llegar a curar la infección. Este efecto de los mNAbs sería comparable al de las drogas ARV. Pero lo de curar la infección es muy importante ya que hay un único reporte al respecto, es el conocido como el de paciente de Berlín (el caso puede leerse en: www.elmundo.es/salud/2014/11/06/545b4b46e2704ee66d8b4570.html), y el tratamiento es muy difícil de reproducir (incluye trasplante de médula ósea). Ahora bien, en nuestro último trabajo vimos que si tratábamos a animales infectados de manera temprana con estos mNAbs de última generación (los más potentes) en dos semanas no quedaban rastros del virus en ninguno de ellos. Se había eliminado totalmente el virus del organismo. Estos animales estaban curados.

“No obstante –señaló el científico–, la importancia radica en que cuando uno postula a los mNAbs como una herramienta terapéutica, lo primero que hace es compararla con la ya existente, en este caso las drogas ARV. El hecho de que en nuestro estudio los mNAbs hayan eliminado completamente al virus del organismo los posiciona por encima de las drogas ARV, ya que estas no pueden hacerlo (ni aunque se administren de manera temprana, 24 horas post infección, como en el famoso caso del bebé de Misisipi (ver: www.elmundo.es/salud/2014/07/11/53bf9ff622601da0578b4571.html).Por ello, a partir de estos resultados, los mNAbs se posicionan en un lugar de privilegio”.

El modo en que curarían

Sobre la forma en que funcionan los mNAbs, lo que se denomina el “mecanismo de acción”, Juan Pablo Jaworski explicó que estos actúan por múltiples mecanismos. Primero, uniéndose al virus e impidiendo que este infecte a las células del organismo. Segundo, uniéndose a células ya infectadas y destruyéndolas (esta propiedad es la que más lo diferencia de las drogas ARV y la que le permitiría barrer el reservorio viral).

Tercero, promoviendo la presentación antigénica y estimulando una mayor respuesta inmune en el paciente (un antígeno es una sustancia que, introducida en un organismo, da lugar a reacciones de defensa, tales como la formación de anticuerpos).

—¿Cuándo podrá ensayarse este tratamiento en humanos?

—Para llegar al ensayo de prevención de transmisión de madre a hijo que mencionaba como prueba fundamental para probar su eficacia, primero se debe probar que esto no provoca daños (efectos colaterales), algo que ya fue hecho por Ledgerwood en 2015. Segundo, ver que no sean tóxicos en adultos enfermos. Tercero, que no sean nocivos en niños enfermos. Y, por último, deben ser probados en la prevención madre a hijo. Es difícil estimar un plazo con exactitud, pero como mencionaba, algunas de estas etapas ya han comenzado en EE.UU.

Pasado y presente

Juan Pablo Jaworski consideró importante recordar que este hallazgo se realizó en los EE.UU., “en el laboratorio de la doctora Haigwood y junto a la doctora Hessell (de hecho ella es la primera autora de este trabajo). Cuando hicimos este descubrimiento yo no pertenecía a Inta ni a Conicet. De hecho, regresé al país por razones particulares no teniendo un trabajo fijo”.

Finalmente, según explicó el Ministerio de Agroindustria de la Nación, “el grupo de investigación que integró Jaworski en los Estados Unidos, liderado por la doctora Nancy Haigwood, desarrolló un modelo de infección con el virus de la inmunodeficiencia de los simios y la proteína de envoltura del VIH, a la cual llamaron SHIV. Los animales fueron infectados con SHIV y 24 horas más tarde recibieron un tratamiento con NAbs monoclonales (mNAbs) de última generación”.

En línea con ello, desde este ministerio aseguraron que “el modelo constituye una preterapia en humanos, que deja abierta la puerta a pruebas en pacientes infectados”.

Y concluyeron: “Participar en esta investigación le permitió profundizar el entendimiento del virus del VIH sida y actualmente, desde el Instituto de Virología del Inta Castelar, aplicar ese conocimiento al que provoca la leucosis bovina –una enfermedad infecciosa de alcance mundial– que está relacionada con el VIH, otro retrovirus, pero en este caso afecta a los bovinos”.

Mariano Ruiz Clausen / UNO Santa Fe/ mruiz@uno.com.ar



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