SEP
Guerras y más guerras. Una impronta auténtica del imperialismo estadounidense, comandada por los amos supremos del capital financiero e industrial.
En una nueva demostración de erguirse como gendarme del mundo, EE.UU se encuentra a un paso de emprender una nueva escalada bélica en la República de Siria. Justo cuando el gobierno de El Asad comienza a controlar con firmeza la guerra civil por la que está atravesando el país.
Nada es casualidad. Las hordas de mercenarios, con logística, armas y preparación militar yankee, que penetraron las fronteras del país sirio, aquellas que ayer formaban parte del eje del mal, como el caso de Al Qaeda, hoy son las portadoras de la exportable “democracia” de la república del Norte. ¿A caso el capitalismo se ha quedado sin lógica? Para nada. Estos son ejemplos de ella.
El caso es que cuando manda el capital, donde se encuentran en juego jugosas ganancias y el control neocolonial no da resultados, el imperialismo arroja a la basura su disfraz de cordero y en su auténtica piel de lobo acciona acorde a su naturaleza, sin importarle la vida de los seres humanos.
Poco ha trascendido el verdadero propósito de la invasión. Es decir, prácticamente no se habló en los medios masivos de comunicación (controlados en su mayoría por monopolios que preparan negocios con la posible guerra o, por monopolios que son serviles a los intereses norte americanos) de que Siria no posee deuda externa alguna con bancos ni organismos internacionales, los hidrocarburos son controlados totalmente por el Estado, es socia y mal ejemplo para la República de Irán (otro de los fines de EE.UU).
Una vez más intentan implantar el verso gastada y prácticamente estúpido de la utilización de armas químicas por parte de un Estado contra parte de su población. Y en un acto de osada estupidez intentan intervenir sin los resultados de las investigaciones de la O.N.U, tomando a la población mundial por estúpida.
De todas maneras, Estados Unidos no tiene derecho a invadir ningún país, no tiene derecho a resbalarse en la soberanía de los pueblos del mundo. Este avasallamiento es un indicador de los tiempos de confrontación que el imperialismo espera de parte de los pueblos.
Una tenue mirada hacia el cono sur latinoamericano demuestran los tiempos que asoman tanto para los pueblos, como para el imperialismo.
En Colombia, las masas de campesinos se han largado contra el gobierno fascista del presidente Santos, en un paro agrario que lleva más de catorce días, con un fuerte apoyo popular y de organizaciones de todo tipo. Esto generó una ola de protestas que ponen en jaque al gobierno colombiano, quien atraviesa tiempos de “negociación” con las guerrillas de las FARC y del ELN. Es una clara muestra de debilidad, ante el tremendo auge de masas que se viene desarrollando en los últimos años en aquel país.
En Ecuador, el gobierno de la “Revolución” Ciudadana, ha decidido terminar con el proyecto del Yasuní ITT, una reserva de la biosfera, para extraer petróleo en la selva amazónica. El progresismo del presidente Correo muere en el discurso y se arrodilla frente a los capitales chinos y europeos que explotaran la reserva. Estas decisiones generaron un gran descontento y protestas en todo Ecuador.
En Uruguay, el presidente “austero” Mujica, declaró que el país no puede prescindir de la mega minería. De esta manera le da un cachetazo a la confianza popular, rindiéndose ante los monopolios mineros, al igual que lo hizo en Fray Bentos, con el conflicto de las pasteras.
Estos claros ejemplos, como el caso de Chevrón en Argentina, no son más que las políticas de los capitales trasnacionales, ejecutadas por gobiernos disfrazados con distintos ropajes.
Es el extractivismo capitalista en su máximo esplendor, a lo largo y ancho de todo el planeta, dañando la vida humana y exterminando la naturaleza.
El imperialismo estadounidense le aplica a la República de Siria una cuenta regresiva, poniendo en vela a toda su población y a los países de la región. Con fundamentos tan blandos y absurdos como la democracia de la cual se sienten dueños y exportadores.
Esta situación sale a la luz en las últimas semanas, cuando más de 700 militares yanquis llevan más de ocho meses entrenando las bandas de mercenarios de distintas nacionalidades.
Jordania se encuentra, sobre sus fronteras, minadas de misiles Patriot esperando la luz verde para partir contra su vecina Siria.
A las claras se nota, a cada paso la torpeza con la que fueron implementando este siniestro plan. La mayoría de estos movimientos se dieron antes de los supuestos ataques con armas químicas.
No cabe ninguna duda que la salida a la tremenda burbuja especulativa, timbera e inmobiliaria de los últimos años en EE.UU, es una nueva guerra y justo allí, en una región dónde se encuentran recursos por extraer y pueblos por explotar.
FOTO: Refugiada siria de etnia kurda baña a su hijo en el campo de refugiados de Acnur en Quru Gusik, en el norte de Irak, el 27 de agosto.-
CAMILO DI CROCE - COLUMNISTA -
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