DIC
En su mensaje de Navidad impartido en la mañana de este 25 de diciembre desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, el Papa Francisco invitó a los fieles a descubrir la alegría de la llegada de Jesús, que ha nacido en Belén como “una llama inextinguible en medio de la oscuridad del mundo
Ante los miles de fieles que escuchaban sus palabras desde la Plaza de San Pedro del Vaticano, el Santo Padre señaló que las palabras del ángel en el cielo de Belén, también hoy “se dirigen a nosotros”.
Destacó que el nacimiento del Señor por nosotros “nos llena de confianza y esperanza”, al tiempo que afirmó que es “la noticia que cambia el curso de la historia” y que trae la verdadera alegría, que no es la “alegría pasajera del mundo ni la alegría de la diversión”, sino una “gran alegría”, porque nos hace “grandes”.
¡Cristo ha nacido por ti!
Recordó que hoy “abrazamos la certeza de una esperanza inaudita, la de haber nacido para el cielo” y remarcó que “en medio de las tinieblas de la tierra, hoy en Belén se ha encendido una llama inextinguible; hoy, en medio de la oscuridad del mundo, prevalece la luz de Dios”.
“¡Alegrémonos por esta gracia! Alégrate tú, que has perdido la confianza y las certezas, porque no estás solo, no estás sola: ¡Cristo ha nacido por ti! Alégrate tú, que has abandonado la esperanza, porque Dios te tiende su mano; no te señala con el dedo, sino que te ofrece su manita de Niño para liberarte de tus miedos, para aliviarte de tus fatigas y mostrarte que a sus ojos eres valioso como ningún otro”.
“Los pequeños Jesús de hoy”
A continuación, el Santo Padre lamentó las “matanzas de inocentes en el mundo”, como las que ocurren “en el vientre materno, en las rutas de los desesperados que buscan esperanza, en las vidas de tantos niños cuya infancia está devastada por la guerra”.
También recordó a los niños cuya infancia es destruida por las guerras y aseguró que ellos “son los pequeños Jesús de hoy”.
“La guerra es una locura sin excusas”
Para el Papa Francisco, decir “sí” al Príncipe de la paz significa decir “no” a la guerra, a la que se refirió como “un viaje sin meta, una derrota sin vencedores, una locura sin excusas”. Asimismo, reiteró que para decir “no” a la guerra es necesario decir “no” a las armas.
El Pontífice lamentó que hoy en día prevalece “la hipocresía y el ocultamiento” y defendió que “la gente, que no quiere armas sino pan, que le cuesta seguir adelante y pide paz, ignora cuántos fondos públicos se destinan a los armamentos”.
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