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El Papa llega el próximo lunes, para iniciar su primer viaje apostólico internacional, darse un baño de multitudes con los jóvenes del mundo y reencontrarse con miles de sus compatriotas argentinos, tras su sorpresiva elección hace cuatro meses.
El argentino Jorge Bergoglio volverá a cruzar el oceáno Atlántico, el mismo que atravesó el pasado mes de marzo para participar en el Vaticano del cónclave que lo ungió jefe espiritual de millones de católicos en el mundo, y llegará a su continente de origen para presidir la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que congregará a 2 millones de jóvenes.
El papa ya adelantó que viaja “sereno y confiado” a un país que vivió en las últimas semanas una ola de protestas por parte de distintos sectores de la población, en contra de los excesivos gastos en la organización del próximo mundial de fútbol que tendrá como sede Brasil.
Es por ello que las autoridades del país anfitrión reforzaron la seguridad y blindaron la “ciudad maravillosa” ante la posibilidad de que se puedan producir nuevas manifestaciones durante los 7 días que el pontífice permanecerá en Río.
No obstante, el papa argentino –fiel a su estilo descontracturado y alejado del protocolo- ya adelantó que no quiere efectivos de seguridad demasiado cerca de él, que le impidan tomar contacto directo con los jóvenes, y eligió usar vehículos descapotables, no blindados, para sus recorridas por las calles de Río.
Apenas asumió, Francisco confirmó que participaría de la JMJ de Río, destino elegido por su antecesor Benedicto XVI , pero le fue agregando a la agenda diversas actividades que reflejan el estilo y personalidad que viene demostrando para gobernar la iglesia, hasta convertir su estadía en intensos días de encuentro con los jóvenes y sus realidades más sufrientes.
De esta manera, visitará una favela de la zona norte de la ciudad, recorrerá un hospital de jóvenes en recuperación de las drogas, recibirá a chicos reclusos y confesará a un grupo de peregrinos.
Francisco también quiso agregar una visita para celebrar misa en el santuario de Aparecida –a 250 kilómetros de Río- el templo mariano más grande que honra a la patrona de Brasil y que es la segunda mayor basílica del mundo, después de San Pedro en el Vaticano.
En el año 2007, Aparecida fue sede de la última reunión del CELAM, en la que los obispos latinoamericanos trazaron las líneas de acción pastoral de la iglesia para estos últimos años, centradas en una nueva evangelización.
Bergoglio tuvo en ese encuentro un papel descollante y muy recordado por sus pares: fue quien dirigió y coordinó la redacción del documento final, el mismo texto que ahora como pontífice le regala a cada presidente latinoamericano que lo visita en la Santa Sede.
Su viaje a Río también marcará la oportunidad del reencuentro con miles de argentinos ansiosos por volver a verlo: una delegación de más de 40.000 jóvenes, representativos de todas las provincias del país, ya está en marcha –en micros, aviones y hasta un motorhome- para participar como peregrinos del evento mundial.
Además, unos 30 obispos argentinos estarán presentes en Río, encabezados por el titular de la Conferencia Episcopal Argentina, José María Arancedo, deseosos de poder volver a estrecharse en un abrazo con quien fuera su compañero por tantos años.
En el marco de la JMJ, el papa también volverá a encontrarse con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner –quien seguramente participará de la misa de cierre del encuentro, el domingo 28- y con el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, quien participará de la recepción de bienvenida, el lunes 22.
Los momentos más fuertes y emotivos de la jornada se vivirán cuando el papa Bergoglio se dé verdaderos baños de multitud joven, cuando lo reciban el jueves a lo largo de la playa de Copacabana; y lo acompañen en un Vía Crucis el viernes por la tarde en el mismo lugar.
En tanto, el “Campus Fidei” montado en Guaratiba, a unos 15 kilómetros de Río, será el escenario de la vigilia de oración que los jóvenes y Francisco protagonizarán el sábado, y que culminará con la misa de envío y el anuncio de la sede de la próxima JMJ, el domingo por la mañana.
El papa Bergoglio llegará el lunes 22 por la tarde y será recibido en el Palacio Guanabara por la mandataria brasileña, Dilma Rouseff, quien invitó a los presidentes de la región a acompañarla en la celebración eucarística de cierre del domingo.
En el viaje que inicia el lunes, el papa argentino enfrentará su primer prueba de fuego internacional y con las 17 intervenciones públicas que hará -entre discursos, homilías y saludos- le hablará especialmente a los jóvenes congregados en el encuentro; pero también a Latinoamérica y al mundo entero que ya se muestra cautivado por sus gestos y actitudes de simpleza.
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