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“¿y yo qué?”, preguntó el Papa. “¿Tengo el corazón abierto a las sorpresas de Dios, soy capaz de ir deprisa, o siempre estoy con esa cancioncita ‘mañana veré, mañana, mañana…?’
El Papa Francisco presidió la Misa de la Pascua de Resurrección ante miles de personas en la Plaza de San Pedro e improvisó una homilía en la que destacó 3 aspectos de la resurrección: la sorpresa, las prisas, y en qué afecta a cada uno.
Francisco habló del anuncio de la resurrección que “desde los primeros tiempos de los cristianos iba de boca en boca. Era el saludo: ¡Cristo ha resucitado!”.
“Los anuncios de Dios son siempre sorpresas, nuestro Dios es el Dios de las sorpresas. Y así, desde el inicio de la historia de la salvación, desde nuestro padre Abraham, te sorprende”, explicó.
“Y la sorpresa –continuó– es eso que te conmueve el corazón, que te toca allí donde no te lo esperas. Por decirlo un poco con el lenguaje de los jóvenes, la sorpresa es un 'golpe bajo'” porque “no lo esperas”.
Sobre la prisa, mencionó a las mujeres que fueron corriendo a decir “hemos encontrado esto”. “Las sorpresas de Dios nos ponen en camino rápidamente, sin esperar. Y así corren, para ver… y Pedro y Juan corren. Los pastores en la noche de Navidad corren….”.
El Papa dijo entonces que “es importante caminar, correr, para ver esa sorpresa, ese anuncio. También hoy sucede en nuestros barrios, en los pueblos, cuando pasa algo extraordinario la gente corre a ver”.
Por tanto, “ir con prisa”. “Las sorpresas, las buenas noticias, se dan siempre así: de prisa” y “en el Evangelio hay uno que se toma un poco de tiempo, no quiere arriesgarse, pero el Señor es bueno, lo espera con amor: es Tomás”.
Pero, “¿y yo qué?”, preguntó el Papa. “¿Tengo el corazón abierto a las sorpresas de Dios, soy capaz de ir deprisa, o siempre estoy con esa cancioncita ‘mañana veré, mañana, mañana…?’”.
“¿Qué me dice a mí la sorpresa?”, invitó a preguntarse. “Juan y Pedro fueron corriendo al sepulcro. Juan, dice el Evangelio, creyó. También Pedro creyó, pero a su modo, con la fe mezclada un poco con el cargo de conciencia de haber renegado del Señor”.
Francisco añadió otra pregunta antes de concluir: “Y yo hoy, en esta Pascua de 2018, ¿yo qué?, ¿tú qué?, ¿yo qué?”.
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