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Australia atraviesa una ola de calor extremo que ha provocado miles de incendios. Hay más de una veintena de personas que murieron y unas 1.500 viviendas destruidas. La localidad costera de Mallacoota fue una de las más afectadas.
El cielo se enrojeció y oscureció varias zonas del sudeste de Australia a medida que las ráfagas de viento exacerbaban el fuego, en una de las peores temporadas de incendios forestales en el país. Aquí, un par de residentes de Tabourie Lake, a unos 200 kilómetros al sur de Sídney, observan cómo las llamas se devoran un bosque.
Los incendios están ocurriendo en zonas de la costa este y sur, que es donde vive la mayoría de la gente. Estas zonas incluyen áreas alrededor de Sídney y Adelaida. Se estima que unas 1.500 viviendas fueron destruidas. Este auto se encuentra en Sarsfield, en el sur de Australia.
Solamente en Nueva Gales del Sur, en el sureste de Australia, se quemaron 4 millones de hectáreas (una hectárea tiene aproximadamente el tamaño de un campo deportivo). Esto es más de cuatro veces el territorio que se quemó en la Amazonía en 2019 (cerca de 900.000 hectáreas) y en California, Estados Unidos (800.000 hectáreas).
Los incendios en Australia, que comenzaron en septiembre del año pasado, ya dejaron al menos 23 muertos y decenas de desaparecidos. El país siempre ha tenido incendios forestales pero este año sonmucho peores que lo normal.
La causa inmediata de los incendios es el clima, un fenómeno conocido como dipolo del Océano Índico o, también, como el Niño indio, que ha propiciado un período de calor y sequía. Mientras que la gente puede huir de los incendios y puede ser evacuada, las llamas son devastadoras para la vida silvestre de la zona afectada.
El gobierno de cada estado maneja su propia operación de emergencia. El primer ministro de Australia, Scott Morrison, prometió mejor más financiamiento para los bomberos y una paga para los bomberos voluntarios. También anunció el envío de 3.000 soldados para luchar contra las llamas.
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