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El Papa Francisco se refirió a canonización de Mama Antula como “un regalo para el pueblo argentino” y propuso su vida como ejemplo para “no rendirnos frente a las adversidades”, destacando que “el camino de la santidad implica confianza y abandono”.
El Santo Padre recibió esta mañana a un grupo de peregrinos de Argentina que se encuentran en Roma en el marco de la canonización de Mama Antula, la primera mujer argentina que será elevada a los altares el próximo domingo 11 de febrero.
Al inicio de su discurso desde el Palacio Apostólico del Vaticano, el Santo Padre resaltó que la caridad de Mama Antula, sobre todo en el servicio a los más necesitados, “hoy se impone con gran fuerza, en medio de esta sociedad que corre el riesgo de olvidar que el individualismo radical es el virus más difícil de vencer”.
El Pontífice destacó asimismo que la futura santa es un “ejemplo y una inspiración”, al tiempo que invitó a seguir sus pasos para “ser ese signo de amor y de ternura entre nuestros hermanos”.
Posando su mirada en las adversidades que tuvo que atravesar esta laica consagrada para conservar el espíritu de la Compañía de Jesús en su país natal, el Papa Francisco señaló que “el camino de la santidad implica confianza y abandono”.
Así, recordó cuando la beata María Antonia “llegó sólo con un crucifijo y descalza a Buenos Aires, porque no había puesto su seguridad en sí misma, sino en Dios, confiaba en que su arduo apostolado era obra de Él”.
“Ella experimentó lo que Dios quiere de cada uno de nosotros, que podamos descubrir su llamada, cada uno en su propio estado de vida, pues cualquiera que sea, siempre se sintetizará en realizar todo para la mayor gloria de Dios y salvación de las almas”.
En esta línea, señaló “que una de sus principales preocupaciones cuando fue suprimida la Compañía de Jesús, fue la de impartir ella misma los ejercicios espirituales, buscando así ayudar a todos a descubrir la belleza del seguimiento de Cristo”.
Más tarde, el Papa Francisco destacó otro de los mensajes que da la beata a nuestro mundo de hoy: “no rendirnos frente a la adversidad, no desistir en nuestros buenos propósitos de llevar el Evangelio a todos, a pesar de los desafíos que esto pueda representar”.
“Firmemente arraigados en el Señor debemos ver en esto una ocasión en la que podemos desafiar nuestro entorno para llevar la alegría del Evangelio”, subrayó.
Al término de su discurso, resaltó el “gran ardor” que sentía Mama Antula por la Eucaristía, “la cual debe ser el centro de nuestra vida, y de la cual mana la fuerza para realizar nuestro apostolado”.
“Los invito a que seamos testigos de este regalo para el pueblo argentino, pero también para toda la Iglesia. A ella, que tanto promovió las peregrinaciones, pidamos que nos ayude en nuestro peregrinar juntos hacia la casa del Padre”, concluyó el Papa Francisco.
Los dos milagros que allanaron su camino a la canonización
El primero es la curación de la hermana religiosa Vanina Rosa en 1905. Según la documentación existente, se trató de una colecistitis aguda, con todos los síntomas del shock séptico, que en aquella época, sin antibióticos, era mortal. Pidiendo el milagro por intercesión de la fundadora de su orden religiosa, se recuperó rápidamente, lo que demostró la gracia que la lleva a la beatificación.
El segundo milagro nos toca de cerca a los santafesinos y ocurrió en 2004 con la sanación de Claudio Perusini, quien había sido alumno del papa Francisco, y sufrió un "ictus isquémico con infarto hemorrágico en varias zonas, coma profundo, sepsis, shock séptico resistente, con fallo multiorgánico" que lo dejó en estado grave y al que los médicos no le dieron chances de mejoría.
Entonces, el rezo a Mama Antula produjo su milagrosa curación. La historia clínica fue enviada a Roma para ser evaluada por nueve médicos distintos de otras partes del mundo y estos no encontraron explicación lógica a la recuperación.
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