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A partir de esa simple propuesta, el Pontífice contestó dudas y preguntas en un libro que se presentó en El Vaticano
“Querido papa Francisco, si pudieras hacer un milagro, ¿cuál sería?” Es una de las treinta preguntas de niños de doce países de todos los continentes que el Papa contestó en un delicioso libro que sale a la venta en estos días en diversos países tituladoQuerido papa Francisco.
Se trata del primer libro que un pontífice les dedica a los chicos, destacó el padre jesuita Antonio Spadaro, director de la revista La Civiltá Cattolica. Sobre la base de una idea de Tom Mc Grath, de la editorial Loyola Press, de Chicago, que recolectó 259 cartas y dibujos de chicos de todo el mundo, y luego del sí del Papa a una obra sin precedente, el padre Spadaro hizo de “cartero”. Y en una calurosa tarde de agosto pasado, le llevó al Papa una selección de treinta cartas. En su suite de la residencia de Santa Marta, mientras Francisco apreciaba los dibujos y las preguntas de los chicos -difíciles, como él mismo destacó-, Spadaro grabó las respuestas.
“Querido William: si pudiera hacer un milagro, curaría a todos los niños. Nunca pude entender por qué los niños sufren”, le contesta el Papa a un niño estadounidense.
Lleno de detalles curiosos, el libro se destaca por una excelente edición, que incluye dibujos y preguntas cortas y directas, como las que hacen los niños, de gran interés también para los adultos. Como la de Natasha, una chica de Kenya de 8 años, que interroga al ex arzobispo de Buenos Aires sobre cómo hizo Jesús para caminar sobre el agua. O la de Juan Pablo, un chico argentino de 10 años que quiere saber: “¿Por qué Jesús eligió a esos 12 apóstoles y no a otros?”. “Gran pregunta, querido Juan Pablo”, contesta el Papa, que también comenta los dibujos enviados: “¡El corazón rojo que dibujaste es muy lindo!”.
A Josephine, británica de 7 años, que le pregunta cuáles son sus lugares favoritos para rezar, Francisco le confiesa que le gusta rezar donde sea, pero especialmente ante el Santísimo. Aunque revela: “También puedo rezar mientras camino, o incluso cuando voy al dentista”.
Como un abuelo sabio
El Papa habla de fútbol, “un juego de equipo que debe ser jugado sin individualismos; lo mismo debería pasar en la Iglesia”; de la importancia de bailar, algo que da alegría y que él hacía siendo niño -danzas folklóricas- y de adolescente, tango.
A Luca, un niño australiano de 7 años que le pregunta si a su mamá, que está en el cielo, le van a crecer alas, Francisco le dice: “¡No, no, no! Tu mamá está en el cielo bella, espléndida y llena de luz. No le crecieron alas. Ella es siempre tu mamá, la persona que conocés, pero está más radiante que nunca”.
El lunes pasado, el propio Papa les entregó a Luca y a su hermanita Ruby, de 5 años, la respuesta a su pregunta, al darle a cada uno una copia de Querido papa Francisco. Junto a su padre, Ernesto, que quedó viudo en abril pasado, Luca y Ruby fueron parte de un grupo de 14 chicos de todo el mundo que gracias a Loyola Press pudieron viajar a Roma y conocer personalmente al Papa.
De buen humor, durante un encuentro de una hora, Francisco no sólo abrazó y besó a cada uno de los niños, que le cantaron una canción. Con ellos sentados a su alrededor, sobre un alfombra, como un abuelo sabio, se divirtió conversando y contestando más preguntas. De no ser papa, ¿qué te hubiera gustado ser? “Cuando era chico me gustaba ver cómo el carnicero del mercado cortaba la carne. ¡Qué arte! Entonces quería ser carnicero”, contó. ¿Cómo te sentís al ser papa? “Me siento tranquilo. Siento que estoy terminando mi vida con mucha paz -contestó-. Me siento bien por eso. Dios me da paz y también me da alegría por este encuentro con ustedes.”
Querido Papa Francisco
Loyola Press (Chicago)
El volumen se publicará en varios idiomas
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