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Diego Mendicino es miembro de Médicos Sin Fronteras y viajó a Ginea Bisáu, África, para cumplir con una misión. Estuvo en la Feria de Organizaciones Sociales contando su experiencia.
La semana pasada, en el marco de la quinta edición de la Feria de Organizaciones Sociales que se desarrolló en la Estación Belgrano, la organización médico-humanitaria internacional Médicos Sin Fronteras (MSF) brindó una conferencia en la que participó el bioquímico santafesino Diego Mendicino, quien trabajó en Guinea Bissau desde julio hasta septiembre.
Diario UNO dialogó con el profesional acerca de cuáles fueron los desafíos que debió afrontar durante
su misión, además de por qué realiza ese trabajo solidario. El bioquímico y especialista en medicina tropical Diego Mendicino nació en Rosario, y al tiempo se mudó a Santo Tomé donde se crió y hoy vive junto a su familia, compuesta por su mujer y dos hijos. De perfil solidario, el profesional asegura que “siempre se interesó por ayudar a los demás” y que “está orgulloso de formar parte de MSF” con quienes en 2012 ya realizó dos viajes humanitarios al Chaco Paraguayo y a Etiopía.
—Según nos habías contado en entrevistas anteriores, MSF convoca a los profesionales, pero ellos son los que eligen adónde ir. ¿Por qué le diste el okey a esta misión?
—El proyecto era conveniente para mí tanto el tiempo que requería de mi intervención como del contexto social donde se desarrollaba y también porque en cierta forma se trataba de una investigación epidemiológica y estudios de prevalencia que es lo que yo hago también habitualmente (en el Centro de Investigaciones sobre Endemias Nacionales de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas
de la Universidad Nacional del Litoral) al investigar sobre Chagas.
Cabe aclarar que Guinea Bissau es un país de África que es muy pobre y que tiene un sistema de salud muy deficiente con una alta tasa de mortalidad infantil, y en consecuencia MSF comenzó a trabajar allí con el objetivo de mejorar esa situación, no solo de inmediato sino a futuro.
En ese sentido Mendicino explicó que en su misión MSF buscará determinar cuáles son las enfermedades de mayor prevalencia que existen a los fines de encontrar medicación y asistencia
adecuada. “Por eso se está capacitando al personal local también”, aclaró. Asimismo, el bioquímico santafesino afirmó que la realidad de la falta de recursos existente tiene que ver con la situación económica del país y en ese contexto aclaró que “si la gente no pagara en el hospital público, porque aunque tiene esa característica se cobra toda intervención, el mismo no podría sostenerse”. Y en esa línea dijo: “El país exporta muy poco e importa casi todo porque no hay industrias prácticamente. En tanto la deficiencia en insumos para salud es muy importante, ya que no hay dinero para solventar todos esos gastos”.
—¿Qué tuvo de diferente esta experiencia respecto de la anterior que tuviste en África?
—La diferencia principal fue el contexto, porque antes estuve en la región somalí de Etiopía que es un desierto y donde había conflictos internos entre clanes y etnias. Aquí fue totalmente distinto porque diferentes credos y etnias conviven. Por ejemplo hay una mayoría de musulmanes, pero también
hay animistas y una minoría de cristianos; como así también hay fulas, mandingas, balanta, papel y otras etnias que no tienen conflictos entre ellas. Por otro lado, geográficamente el lugar es cálido y húmedo en tanto tiene mucha vegetación que es de gran impulso para lograr que la gente cultive
(como hábito) y que en consecuencia no haya problemas nutricionales por escasez de alimentos, aunque sí los hay con otras enfermedades por inconvenientes con el acceso a la salud por falta de recursos.
—¿Cuáles son los desafíos que encontraste en campo y cuáles son tus perspectivas de desarrollo en cuanto a lo que avanzaron?
—Trabajar en este país fue más fácil, respecto de las experiencias anteriores, porque no tenía restricciones de seguridad ya que no había un conflicto; además de que el lugar es muy
tranquilo y la gente muy amable. En cuanto al clima hacía mucho calor y había humedad, pero nada muy distinto a Santa Fe (risas). En cuanto al desarrollo del trabajo debo decir que como yo participé de la parte inicial del proyecto –que es a tres años– aún falta mucho por recorrer, pero igualmente
ya realizaremos las presentaciones de lo experimentado a los comités de ética para luego vincular los resultados con las organizaciones locales que servirán de soporte al proyecto.
Misiones y designaciones
Médicos Sin Fronteras es una organización humanitaria que busca que el derecho universal de acceso a la salud se garantice en todos los rincones del planeta. En esa línea, la agrupación –que ya tiene más de cuarenta años de trayectoria y está conformada por más de 2.000 profesionales (entre
ellos argentinos) que prestan su fuerza de trabajo al servicio de la comunidad, a través de la intervención en ciertos contextos– presta sus servicios en países que atraviesan un conflicto armado, viven algún desastre natural o bien tiene alguna epidemia.
—Guinea Bissau no reúne ninguna de las características antes mencionadas, ¿por qué fue elegida entonces?
—En ese caso la intervención de MSF se produjo debido a la alta tasa de mortalidad infantil que atraviesa el país y su situación económica que no permite que el sistema sanitario local pueda responder a esta situación. Además de que dicha mortalidad no tiene una explicación lógica científica porque como ya dijimos no hay problemas nutricionales y entonces ahí está el componente investigación que busca tener un algoritmo de resultados que permitan que el personal local de salud pueda saber, según los estudios de prevalencia que hizo MSF, cómo actuar ante cada caso.
En ese contexto, la periodista Mariana Pahor, que también pertenece a la organización y acompañó a Diego Mendicino en la disertación en Santa Fe aclaró que “la asociación se caracteriza por su independencia de acción” y por tanto su llegada a una misión tiene relación con un trabajo
sincronizado que realizan entre las más de 25 oficinas que tienen.
“Hay algunas como la de Buenos Aires que les llamamos «de representación » y otras como la de Barcelona, de la cual dependemos, (hay otras cuatro en Ámsterdam, París, Bruselas, Ginebra) que son los cinco centros operacionales que están constantemente monitoreando lo que pasa en cada lugar y deciden cuándo es necesario intervenir y cuándo no”, dijo Mariana Pahor y concluyó: “Por
ejemplo vinieron en su momento a La Plata y observaron lo que pasaba.Así determinaron que no era imprescindible quedarse porque no había ninguna epidemia, por ejemplo”./Diario Uno/
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