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Vera surgió como pueblo, a finales del siglo XIX, como consecuencia de las transformaciones que se estaban operando a nivel nacional y provincia. La conquista de la Frontera Norte, primero y la llegada del ferrocarril, mas tarde, propiciaron el nacimiento de nuestra ciudad.
Según censos de 1887-1895, el departamento Vera, estaba no solo despoblado sino inexplorado. Sus pobladores primitivos eran los amos y señores del Gran Chaco. Los espesos bosques, atrajeron a extranjeros que iniciaron la explotación forestal, instalando los primeros aserraderos, a la vez que llegaban personas de dentistas procedencias,
En 1892, el terrateniente del lugar Eugenio Alemán, presenta los planos para la fundación de un pueblo. El cual es aprobado por la gobernación del Dr. Cafferatta con fecha 23 de junio de 1892. Al trazado original se le adhirieron terrenos donados por Luciano Leiva al sur y de Arronga al este. La localidad tuvo varios nombres: La Curva, Jobson, Jobson Vera, Gobernador Vera y finalmente Vera.
La Comuna fue creada el 18 de enero de 1894 y el municipio el 24 de junio de 1954, siendo en ese momento Presidente de la comuna el Sr. José García Blasco, transformándose en primer Intendente del nuevo municipio.-
Fragmento del libro “AYER Y HOY DE LA CIUDAD DE JOBSON” de Antonio Páramo
«Al constante aumento de habitantes ya nucleados en ésta, y de común acuerdo con sus componentes: el pionero colonizador don Eugenio C.Alemán, solicita al señor Gobernador de la provincia el nombramiento oficial del pueblo; este pedido fue efectuado el 9 de febrero del año 1892.
Esta feliz iniciativa, tuvo una favorable acogida por nuestras principales autoridades en ese entonces.
El señor Gobernador en ejercicio 1890-1893. Don Juan M. Cafferata v su ministro don Gabriel Carrasco, inmediatamente concretaron un proyecto a fin de convertir esa realidad.
Con decreto fecha del 24 de junio de 1892, fundan oficialmente el pueblo y le dan el nombre que con justicia le corresponde Jobson.
Un nuevo lugar se incorporaba a la nómina de los pueblos en nuestro Chaco Santafesino.
Una nueva población que proclama una vez más el triunfo del hombre.
El sueño anhelado se tornó realidad; ya tenía nombre propio este pueblo.La noticia es recibida con alegría y se inicia una serie de actos de diversiones para festejarlo.
Sus habitantes acicalados con sus mejores prendas, dan seriedad y prestancia a los mismos.
Se “churrasquea” y se baila en los lugares para tal fin; carreras cuadreras donde se enfrentaron el ejército y el pueblo colocan la alegre nota risible de esas jornadas.Los frenéticos jinetes dentro de un remolino de palos, estimulan los sufridos “Patrias” para lograr traspasar el disciplinado y pesado galopar.Sortijas y taba, complementan esas fiestas.
Ese programa se prolonga hasta el siguiente día.
En la helada noche, muchos estimulados por la bebida, exteriorizan su júbilo con estruendosos estampidos de sus armas.
Rojos “lengüetazos” de los disparos, rompen la oscuridad y sus ecos repiten la acústica del tupido monte.
Cada descarga al aire es acompañada de largos alaridos, que como Santo y Seña, son respondidos con idéntico fervor.
En esa forma, quizás, pretendían dar a conocer la nueva categoría del rancherío, ya con jerarquía de pueblo.
De altos “varejones” amarrados a las cumbreras de los ranchos flamean varias cintas azul y blanca.
De la cercanía llegan paisanos con sus caballos: sus “créditos”, ricamente “aparejados” dispuestos a compartir ese júbilo popular.
Nobles montados revelan sus impaciencias de muchísimas horas de “palenques” en los boliches, en aquel frío invierno del 1892.
Lentamente dan fin a la fiesta.
De esos festejos, permiten imaginar los instantes que entonces vivieron aquellos pioneros».
Foto: Primer registro fotográfico de Vera, donde comenza la construcción de la estación
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