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Esta es una historia delicada. Es, en suma, la historia de un sinfín de idas y vueltas en la vida de un niño de tan solo 8 años y de sus hermanos, afectados por una realidad que golpea cada vez más. Presentamos este caso como la expresión cabal de los efectos de las nuevas problemáticas que hemos ido naturalizando como sociedad, a la par de otros tantos problemas a los que, con el paso del tiempo, deberemos encontrarle una respuesta certera.
En la lucha contra la desigualdad, la inclusión sigue siendo el horizonte.
César cuenta que conoció a H. una noche muy fría y bastante de madrugada para un niño de 8 años. “Lo conocí en una situación muy crítica. Era un martes a la noche que hacía un frío de aquellos. Llegué como a la 1 a.m. a casa. Mi pareja me contó que escuchó ruidos detrás de la casa. Creyó que eran gallinas. Se levantó a mirar vio un nene en la oscuridad parado en contra de la pared, de pantaloncito corto, descalzo y con un bucito azul”
“Ella se asustó en la oscuridad, preguntó ‘qué quería’ y el nene salió corriendo”, recuerda.
“Mi novia, con la que tenemos un nene de 1 año, me planteó esta situación. Entonces me acerqué a mis vecinos que viven al lado de casa. Me dijeron que era Cabezón –como le dicen a H. en el barrio-, que andaba en la calle porque la persona que lo tenía a cargo lo había dejado afuera de la casa. No se querían hacer más cargo de él”.
Desde aquel momento César ha comenzado una pelea de la que se espera un triunfo justo de los derechos de los niños por sobre las estructuras de una inmóvil burocracia estatal.
-¿Las personas del barrio estaban enteradas de que pasaba esto con H.?
Sí, él andaba de casa en casa. Después faltaba a la escuela, el transporte iba todos los días a buscarlo y nunca lo encontraba porque nadie se preocupaba ni siquiera en bañarlo, cambiarlo, ni enseñarle.
Desde ese momento comencé a buscarlo y lo encontré durmiendo dentro de unas vigas que hay en el barrio. Hizo como un techito de chapas y cartón. Así lo encontramos.- La imagen es desgarradora, pareciera una escena salida de una crónica de algún lugar lejano, perdido en el inmenso globo, pero no, esta es parte de la nuestra compleja realidad y sucede a sólo algunas cuadras de la calle principal de nuestra ciudad-.
Lo llevamos a nuestra casa, él durmió ahí y al otro día se levantó temprano y salió de nuevo. Cuando volví de trabajar lo empecé a buscar otra vez, lo encontré en casa de unos vecinos que le habían dado de comer. Ahí fue cuando le ofrecí que se quede con nosotros en mi casa, le dije que le iba a conseguir calzado y ropa. Lo único que le pedí es que vaya a la escuela. Me dijo que sí.
De esto hará un mes ya. Hacía mucho lo conocía, desde que ellos llegaron al barrio. La conocíamos a la madre, Margarita.
Desde que está conmigo él está ‘chocho’, no faltó nunca a la escuela.
En el medio pasaron un montón de cosas. Con mi mamá empezamos a averiguar. Me presenté en la Subsecretaría de la Niñez, Adolescencia y Familia hace unos 20 días, planteándole que H. estaba en mi casa. Ellos conocían la situación. Me dijeron que sabían que la mamá estaba en Tartagal y los demás hermanos estaban a cargo de una familia.
-La Subsecretaría de Niñez, Adolescencia y Familia es una organismo estatal dependiente del Ministerio de Desarrollo Social de Santa Fe. Su objetivo es actuar ante situación de vulneración de los derechos en niños, niñas, y adolescentes en articulación con otras instituciones y el Juzgado de Familia. Los equipos están conformados por trabajadores sociales, psicólogos y abogados que intervienen mediante la adopción y aplicación de Medidas de Protección Excepcional y actúan en coordinación con los Servicios Locales de Promoción y Protección de Derechos-
Luego, fuimos a la Subsecretaría otra vez, se alegraron de saber que H. estaba conmigo, me hicieron unos papeles donde constaba que él estaba a mi cargo. Tomaron parte sin consultarle a la madre la situación de H., en un tramo de la entrevista me dijeron que el Estado se hacía cargo de H. y que el Estado me lo cedía. Quedábamos como familia solidaria hasta que la situación se resolviera: hasta que la madre aparezca.
Con la anterior familia se había hecho una constancia en la policía donde Margarita –la mamá- notificaba que se iba a ausentar un mes por razones laborales.
Dos semanas de paseo por las dependencias estatales
Me dijeron que me quedara tranquilo, que el lunes 8 pasara por la Subsecretaría a firmar un papel para que los chicos puedan ir a la casa de mi mamá hasta que apareciera Margarita.
El lunes nos presentamos y se labró un acta donde constaba la situación en que nosotros encontramos a la criatura, la llamada a Margarita, que los nenes no asistían a la escuela, y que nosotros nos hacíamos cargo de tenerlos, de mandarlos a la escuela y que no pedíamos nada a cambio. Dejamos bien claro que lo único que queríamos era rescatar a estos nenes.
El día martes 6, me visitaron dos asistentes sociales de la Subsecretaría para ver las condiciones en que nosotros íbamos a tener a los niños, pasaron e hicieron otra acta.
El miércoles 7 nos presentamos otra vez en la Subsecretaría y recibimos la peor noticia: nos dijeron que los nenes se iban a seguir quedando con la familia que los tenía a cargo hasta que aparezca la mamá
Fuimos a fiscalía y nos atendió la secretaria, ella nos dio una mano muy grande. Se pudo comunicar con Margarita y la hizo traer de forma urgente.
El día jueves 8 a primera hora de la mañana Margarita estuvo en Vera. Ese día me llamaron de la escuela avisándome que Margarita había ido a buscar a H. pero no la dejaron porque él estaba a mi cargo.
Fuimos por segunda vez a fiscalía, me atendió el fiscal Martín Gauna Chapero, le planteamos toda la situación, se labró un acta, y se los retiró a los chicos de la casa donde se encontraban con orden del fiscal. Los chicos fueron traídos, la nena lo único que hacía era llorar.
El viernes 9 teníamos otra cita en la Subsecretaría, nos presentamos con Margarita. Como ella no tenía trabajo, dejó constancia de que quería dejar a los nenes en casa de mi mamá. Ellos le dijeron que no se podía volver a ir, por eso perdió el trabajo sin cobrar la plata del mes que trabajó cuidando a una anciana de Tartagal internada en Reconquista. Le exigieron que se quede y que se haga cargo de los niños.
Ahí surgió el petitorio de una vivienda para que tengan un lugar donde vivir. En un primer momento le dijeron que sí, que la iban a ayudar, que iban a convocar a Desarrollo Social de la Nación, a Desarrollo Social de la provincia o si no al municipio.
Le dijeron que se iba a solucionar todo cuando se presente en el Tribunal de Familia.
Una semana después, el martes 13 –el lunes 12 fue feriado-, nos presentamos nuevamente. Margarita ya había tomado la decisión de quedarse con los nenes y, a la vez, exigir que le ayuden para construir la vivienda. Nos atendió el abogado de la Subsecretaría. Me hicieron pasar solo, la mamá y H. quedaron afuera.
Le conté todo como hasta ahora. Me explicaron que iban a trabajar con el municipio y los ministerios de Desarrollo Social de la provincia y nación. Dijeron que se iba a hacer un “cese” para que Margarita recupere el derecho sobre sus hijos.
El miércoles 14 volvimos a las 9 de la mañana, la delegada local de la Subsecretaría de Niñez, Adolescencia y Familia, hizo todos los papeles, nuevamente la atendió la psicóloga a Margarita. Le plantearon si de verdad se iba a hacer cargo y le dijeron directamente que desde la Subsecretaría no podrían brindarle la solución para hacerle una casa pero que iban a enviar un informe a Promoción Social para que le den una respuesta desde el municipio.
Mi mamá le ofreció a Margarita una parte su terreno para que construya.
Ella se presentó el viernes 16 –porque el jueves tuvo que hacerle unos estudios a la nena que presenta un bajo peso- en el área de Promoción Social. Le dijeron que le tenían algo preparado, pero una vez ahí le dijeron que no la iban a poder ayudar. La mandaron a hablar con la titular del Área de Niñez, Adolescencia y Familia de la Municipalidad. Finalmente le dijeron que no la podían ayudar.
-Consultada por nuestro medio, Eve Capdevila , titular de Promoción Social de la Municipalidad de Vera, explicó que desde el municipio vienen siguiendo este caso desde el principio; que cada vez que se le solicitó ayuda, el municipio acompañó a la madre y a los chicos pero que “frente a esta situación tan delicada, una casa no es la solución al problema hasta que no se normalice la situación familiar más profunda”, es decir, la seguridad y la integridad de los niños y la relación con su madre, familia que a esta altura ha pasado por varias instancias de vulnerabilidad y ha vivido una suma de circunstancias irregulares, principalmente los niños-.
Eso fue el viernes pasado al mediodía. Margarita llegó desilusionada totalmente. Ahí decidí generar una movida por Facebook porque la gente siempre estuvo. Ellos no tienen familiares, no tienen lugar donde vivir. Lo único que esperamos ahora es la ayuda de la gente colaboró desde el inicio.
Nuestro deseo es construirle una vivienda 4x4 mts., no una mansión. Ponele que cueste $10.000 como para comenzar. La solidaridad existe, la gente es buena. Muchos nos han donado litros de leche, calzados, ropa, colchones, nos suelen llevar comida y pan para los chicos.
Son tres nenes: la nena de 11, H. que va a cumplir 9 y R. que tiene 6 añitos.
Esta todo bajo constancia, a todo lo tengo en papeles.
Ilustración: Julien Seth Malland
Juan José Storti |Edición Vera|
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