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Santiago del Estero y San Luis llegaron a un acuerdo, mientras que en el resto de los distritos, los docentes se plegaron al paro nacional que empieza este lunes y que se extenderá hasta el martes.
Durante las negociaciones el malestar se agravó en este tiempo porque la Casa Rosada no habilitó este año la paritaria nacional, la instancia en la que el Gobierno y los sindicatos con representación nacional definían el salario inicial docente, un parámetro que desde hace años servía como piso para la negociación en cada una de las provincias.
En Buenos Aires la situación todavía es incierta y este domingo se realizará la última reunión para intentar destrabar el conflicto, pero todo indica que se mantiene la medida.
En el territorio bonaerense, que concentra más del 37 por ciento de los alumnos del país, la tensión fue en aumento. Los gremios adhirieron a la huelga nacional minutos después de escuchar la primera oferta de María Eugenia Vidal, y Macri apuntó contra el jefe gremial del distrito, Roberto varadle, de Suteba, en plena Asamblea Legislativa.
La escalada siguió hasta el viernes con la conciliación obligatoria dictada por el Gobierno bonaerense, desoída por los sindicatos.
Por su parte, los gobernadores se encolumnaron casi sin fisuras detrás de la pauta oficial por más de un motivo. Primero, porque la mayoría de las provincias tiene sus finanzas en rojo. Segundo, porque la nación recortó el fondo nacional de incentivo docente (Fonid), calculado para este año en 20.000 millones de pesos, y decidió ir reduciendo el fondo compensador que reciben las siete provincias más complicadas para pagar los sueldos. Esa partida fue el año pasado de casi 1.800 millones de pesos.
La situación en Mendoza también es complicada ya que no se llegó al acuerdo y el aumento llegará por decreto. El sindicato docente convocó al paro aunque desde el ejecutivo confían en que no podrán deducir adhesión por los descuentos que sufrirán quienes adhieran a la medida de fuerza.
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