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Empleo: preocupación de gremialistas

Temen un retroceso en el número de puestos de trabajo; es la mayor inquietud después de la inflación.

Sin importar su postura respecto del Gobierno, los sindicatos han comenzado a advertir de manera unánime sobre "complicaciones" en el escenario laboral para 2014. Si bien encabezan su lista de i nquietudes la inflación y el desafío de mantener el poder adquisitivo del salario, ha crecido en los últimos tiempos el temor a una caída de la tasa de empleo y al debilitamiento del músculo productivo en rubros clave, como la industria automotriz, la construcción, el comercio y el transporte de cargas.


Los que más están sintiendo los coletazos son los gremios industriales, que al cierre de 2013 ya habían chocado con un panorama poco alentador: retroceso en las producciones, eliminación de las horas extras, sumados a la pérdida de competitividad en algunos sectores.


La CGT más cercana a la Casa Rosada bajó en tinta su preocupación: "El país está en un momento crítico", expresó orgánicamente en un documento divulgado recientemente. Su jefe, Antonio Caló, reconoció a LA NACION que "la actividad industrial está en una meseta". Además, cuestionó el recién nacido acuerdo de precios que impulsó la Secretaría de Comercio Interior al decir que los valores ahora congelados no son los mismos que hace un mes.


Si bien la preocupación sindical es general, la urgencia es mayor en algunos rubros. Oscar Romero, diputado nacional kirchnerista y jerárquico del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (Smata), reconoció a LA NACION que "2014 es una incógnita" para la industria automotriz.


Y sobre el año pasado, hizo una suerte de balance: "Hubo niveles récord de producción, con 900.000 unidades. Y récord de patentamiento y exportación. Pero hubo una caída en diciembre a partir del nuevo arancelamiento apuntado a los autos de alta gama".


Romero, además, admitió "suspensiones [laborales] aisladas", cuyo motivo lo justificó en "la falta de insumos y la retracción del mercado interno de Brasil".


El país vecino, en 2013, abrió sus fronteras al 67% de los autos que exportó la Argentina, según informes del Smata. Para este año, tras la devaluación del real, deberán surgir nuevos mercados para mantener el nivel de empleo. Así lo consideró Romero, pero también un empresario de la automotriz Peugeot, que asumió que hubo suspensiones y adelanto de vacaciones en algunas fábricas.


En la construcción también hay incertidumbre. La Uocra, liderada por Gerardo Martínez, habla de "altibajos" en el sector. Su jefe trazó dos prioridades para 2014: mantener el poder adquisitivo del salario y la fuente de empleo. ¿Crecimiento? Es por ahora un anhelo. Apuestan a la continuidad del Procrear y del Plan Federal de Obras Públicas para equilibrar las eventuales pérdidas de puestos de trabajo.


También la Cámara Argentina de la Construcción (CAC) se aferra a los programas de vivienda que impulsa el Estado.


Gustavo Weiss, presidente de la CAC, consideró que la actividad podría mantener "el 5 o 6 por ciento de crecimiento que tuvo en 2013", siempre y cuando se continúe con la ejecución de los planes oficiales.


Sin embargo, en la Uocra hay cierto recelo a que se acentúen algunas turbulencias de 2013, como las provocadas por las mineras Vale o Barrick.


La primera retiró casi por completo a su personal en Mendoza, mientras que la segunda suspendió parcial y temporalmente las obras que desarrollaba en San Juan. Entre ambos casos, unos 2000 empleos estarían hoy a la deriva, sin una reubicación asignada.


En el comercio, los repuntes por la Navidad y el Año Nuevo parecen no haber sido suficientes. Detrás de los récords en las ventas, el gremio evalúa la mejor estrategia para enfrentar a la inflación: analiza paritarias "de plazos limitados", quizá semestralmente.


Pero la alerta es todavía mayor: "Hubo un efecto goteo: no hubo despidos masivos, pero las grandes cadenas de supermercados dejaron de tomar personal. Y se terminaron las horas extras, y ahora hay contratos part-time ", dijo un jerárquico del Sindicato de Empleados de Comercio que encabeza Armando Cavalieri.


En la industria textil se admitió que hubo un freno en el crecimiento. "Hay un amesetamiento, como en todo. Si lo comparamos con dos años atrás, no está todo igual. En algún lado ya no hay más horas extras, pero no es para alarmarse", dijo hace unas semanas a LA NACION Jorge Lobais, de la Unión Obrera Textil.


En el asado de fin de año de los camioneros, Hugo Moyano fue escéptico sobre los tiempos que se avecinan. Reconoció en público que peligran las horas extras y que podrían surgir "nuevos problemas" en el sector. "¿Despidos? No, no lo vamos a permitir", relució Moyano su rostro combativo.


Algo curioso: coincidió con el jefe de la CGT opositora la cúpula de la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (Fadeeac).


"Hay una mínima retracción en los volúmenes transportados que podría acentuarse y generar una sobreoferta de mano de obra. Tendremos una postura conservadora sobre nuevos empleos. Puede haber una caída estacional", proyectó un empresario que negocia salarios con Moyano.


En los puertos sucede algo similar: la llegada de contenedores no es tan regular como en tiempos de bonanza. ¿La razón central? Las trabas a las importaciones.


"Las terminales están trabajando al límite, con lo justo. Si entra un contenedor menos, puede haber problemas de las empresas para afrontar los sueldos", dijo Juan Corvalán, del Sindicato Unidos Portuarios Argentinos (SUPA).


Antes de las privatizaciones de 1994, el SUPA fue el gremio hegemónico en los puertos, con 13.000 afiliados. Sin embargo hoy, casi veinte años después de aquel proceso, no supera los 1000.


Un sindicalista de visita frecuente en la Casa Rosada sintetizó en una frase su explicación de cómo será este año en la industria a la que pertenece: "Va a ser tan difícil que el desafío ya no es el porcentaje de aumento salarial, sino pelear para mantener los puestos de trabajo", dijo, con un atisbo de resignación. Esta sensación se está expandiendo entre otros dirigentes gremiales.


Esta vez, la señal de alarma no fue únicamente encendida por los empresarios, que defienden su bolsillo más allá de la política y la ideología. Ahora fueron los sindicatos, tanto oficialistas como opositores, los que vislumbran un futuro económico con nubarrones.


LAS INQUIETUDES, SECTOR POR SECTOR


Gremios y empresas reconocen los mismos síntomas de la crisis


Industria automotriz
Diciembre de 2013 se cerró con una caída en la producción a causa de los nuevos aranceles. Hubo suspensiones y recorte de horas extras. Sufrirá los efectos de la devaluación brasileña.
Industria metalúrgica
A tono con otros rubros industriales, en el sector metalúrgico se suspendieron las horas extras y se paralizó la creación de empleo, en paralelo con la pérdida de competitividad.
Terminales portuarias
Las trabas a las importaciones dispuestas por el Gobierno afectan la llegada de contenedores, lo que complica el panorama de las empresas, que enviaron señales de alerta a los gremios del sector portuario.
Construcción
Lejos de pretender un crecimiento, el sector apuesta a mantener el poder adquisitivo de los trabajadores y la tasa de empleo a partir del Procrear y del Plan Federal?de Obras Públicas.
Comercio
No hubo despidos masivos, pero se terminaron las horas extras y se dejó de emplear gente. Hay preocupación por los contratos part-time. El gremio analiza paritarias semestrales para enfrentar la inflación.
Transporte de cargas
Hubo una leve caída en los volúmenes de las cargas, lo que derivó en el cese de horas extras. Gremios y empresas coinciden en un pronóstico pesimista en cuanto a la creación de empleo.



LOS ACEITEROS ESPERAN SEÑALES DE LAS EMPRESAS


Con la paritaria vencida desde el 31 de diciembre, los trabajadores de la industria aceitera esperan ser convocados por las cámaras del sector para retomar la discusión de la suba salarial de este año. Pidieron llevar el salario inicial de $ 7500 a $ 9800, lo que equivale a un 29,5% de aumento.


El planteo fue rechazado por las empresas, que a cambio ofrecieron un acuerdo "puente" con una suma fija equivalente a un aumento del 15% para el primer trimestre del año, más el pago de una suma fija de $ 6960, con la promesa de reabrir la negociación en el mes de abril.


Tras un nuevo rechazo de los trabajadores, las conversaciones entre las partes podrían retomarse en los próximos días. Además de ser de las primeras del calendario, la paritaria aceitera alcanza a unos 15.000 trabajadores y afecta la cosecha de granos prevista para el mes de marzo.



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