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La policía está investigando el envenenamiento de un pozo de agua del que abrevan animales pero también abastece a las personas que viven en una zona rural cercana a la localidad chaqueña de Pampa del Infierno. La maniobra delictiva provocó la muerte de siete cerdos, hecho que sirvió para alertar del peligro a quienes se acercaron para sacar agua para consumo propio.
Los investigadores comprobaron que personas desconocidas se acercaron días atrás al pozo, del que aborígenes mocovíes extraen agua para tomar, a bordo de una moto y arrojaron un veneno letal que terminó con la vida de siete cerdos que habían ingerido el líquido contaminado, según recogió la agencia Noticias Argentinas.
El hecho causó polémica en la provincia en medio de una fuerte preocupación por el reciente asesinato de un chico aborigen de la comunidad Qom en la localidad de Villa Río Bermejito y de las denuncias indígenas por “etnocidio” en Formosa y Santiago del Estero.
Los animales pertenecían a la reserva aborigen de la etnia mocoví conocida como Raíz Chaqueña, ubicada en el departamento Almirante Brown, a unos 57 kilómetros de la localidad de Pampa del Infierno, en el centro oeste de la provincia norteña.
Tras la denuncia de la comunidad aborigen, efectivos policiales se acercaron al lugar y comenzaron una investigación que halló huellas de una moto que habría ingresado hasta el pozo en horas previas a la muerte de los animales, y tras examinar el agua constataron que estaba contaminada con veneno.
Ahora la policía investiga a empleados de la empresa Bajo Hondo como sospechosos de haber arrojado veneno al pozo de donde se abastece de agua la comunidad aborigen compuesta por unas diez familias, publicó el diario chaqueño Norte.
Los investigadores hallaron también a unos seis metros del pozo unos barbijos que habrían utilizado los sospechosos en el momento de arrojar veneno al agua.
La comunidad y la compañía cordobesa Bajo Hondo SA se encuentran en una fuerte puja judicial desde 2010 cuando la firma habría comprado las tierras (unas 5.000 hectáreas) que habitan los aborígenes a otra empresa.
Compra hostil. Desde la compañía dijeron en esa oportunidad que la compra fue realizada a Luis Leiva, integrante de la propia comunicad mocoví y presidente de una asociación que no estaría respalda por las familias del lugar.
Un juez de la ciudad de Sáenz Peña, Chaco, falló a favor de la firma cordobesa el 13 de diciembre de 2011 y la habilitó para obtener el título de propiedad de las tierras, pero el Registro de Propiedad chaqueño se negó a inscribir las hectáreas en litigio porque la compra de las mismas contradice toda la legislación vigente sobre la propiedad de los pueblos indígenas.
“Tienen que ser los empleados de la empresa Bajo Hondo ya que siempre pasan por el campo, aunque nunca habían llegado a tanto”, dijeron los hermanos Leiva, miembros de la comunidad aborigen.
“Ojalá llueva. Por lo menos así tendrán agua los animales. Porque si no tendremos que traer agua desde Pampa del Infierno y son muchos kilómetros”, comentó uno de los Leiva delante del pozo envenenado.
Los agresores también se ensañaron con una cabra. Le partieron la cabeza.
Extracto de la carta a la Presidenta de la Nación
El Lenguaraz Pablo Denardi, de la comunidad Qompi Naqona'a de Villa Río Bermejito, del Impenetrable, Chaco, redactó la carta en la que se destacan algunos párrafos reveladores.
"Le escribo en nombre de los que si le escriben, son perseguidos o asesinados", arranca la misiva del referente qom que sigue "hace ya tiempo nuestros hermanos acamparon enfrente de su casa, la de color Rosa, acamparon hermanos a los que se les quemó la casa, a los que se los golpeó y mató. Usted no nos recibió, seguramente debía llegar algún otro barco, o quizás algún actor importante había acaparado su atención. Queremos sepa nos siguen matando, queremos sepa seguimos sufriendo".
"Le escribo porque aún creo en las palabras, y por ser uno de los pocos que en lengua castellana le puedo traducir el dolor que aquí se vive. Aquí no llegan los twiter, ni las teleconferencias, la vinchuca da vueltas por nuestro rancho, y esclavos de la lluvia, a veces de sed morimos"...
"Le escribe quien rodeado de muertes, persigue la esperanza de hacer renacer la vida. Lo más terrible se aprende enseguida, lo hermoso nos cuesta la vida".
Aiom nitogoñe kaika carcañipi qom, naroqshe pexaraiq", concluye el Lenguaraz.
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