ENE
Analizar la evolución del sistema financiero será determinante para comprender la etapa económica que se viene dada la centralidad que tomarán las finanzas en la nueva administración del gobierno de Macri.
En términos generales, en el esquema económico de Macri las finanzas son una pieza clave para aceitar la economía; en términos particulares, los bancos serán uno de los sectores más privilegiados del nuevo gobierno.
Uno de los rasgos fundamentales del neoliberalismo fue la dependencia del sistema financiero internacional. En otras palabras, la economía obtenía los dólares que necesitaba para funcionar a partir del ingreso de enormes flujos de deuda externa. Así fue como la deuda externa entre 1975 y 2001 se multiplicó por 17,7. Asimismo, en esos años los negocios financieros al interior del país fueron los más dinámicos de la economía por la generosa rentabilidad que ofrecían.
Luego de la salida de la convertibilidad tres medidas imponen un quiebre en relación a la dinámica de las tres décadas previas: (1) política de desendeudamiento, (2) límites a los capitales de corto plazo y (3) tasas de interés bajas. La primera implicó el pago de los compromisos asumidos previamente y quebró la lógica de equilibrar las cuentas externas a partir del ingreso de deuda. La segunda significó ponerle a los capitales especulativos de corto plazo límites tales como 365 días de permanencia mínima e inmovilizar el 30 por ciento del monto ingresado en forma de encaje. La tercera fue que las tasas de interés real locales sean menores a las internacionales, desalentando también por esta vía el ingreso de capitales especulativos.
En menos de un mes de gestión macrista estos 3 puntos sufrieron un vuelco. Si bien el acercamiento a los mercados financieros internacionales ya se empezó a barajar desde 2014, en la conferencia donde Prat-Gay anunció la “liberación del cepo” llevó esta idea a otro nivel anunciando que se esperan prontamente ingresos de deuda externa por entre 15.000 y 20.000 millones de dólares. En cuanto al control a los capitales golondrina, se eliminó el encaje de 30 por ciento y el límite mínimo para la estadía se redujo a 120 días. Para alimentar los negocios especulativos en la primera semana de gobierno se dispuso un fuerte incremento de la tasa de interés que ofrece el Banco Central a los que compran sus títulos (Lebac), llegando al 38 por ciento anual para luego ir reduciéndose levemente en las semanas subsiguientes. El incentivo al ingreso de capitales financieros, sin importar su carácter especulativo ni la viabilidad de sus elevadas retribuciones, dan cuenta de la centralidad que tendrá esta vía de financiamiento en la gestión macrista.
En cuanto a los bancos locales que sin excepción vienen acumulando extraordinarias ganancias en las últimas décadas su perspectiva es muy favorable. Por un lado, el ingreso de mayores flujos financieros implicará mayores operaciones y por ende ganancias. Por otro lado, ya experimentaron un salto en su rentabilidad a partir de la suba de tasas y la desregulación de las mismas. Las tasas de depósitos bancarios, Lebac y créditos se encontraban atadas por una regulación que fue eliminada. Por eso cuando el 16 de diciembre la tasa que perciben los bancos por las Lebac subió 8,5 puntos (de 29 a 37,5 por ciento), la de los depósitos a plazo fijo que le pagan los bancos a sus clientes lo hizo en apenas 3 puntos. Por su parte, lo que cobran por el financiamiento crediticio a individuos y empresas se incrementó en al menos 7 puntos. Es decir, las tasas que cobran los bancos se incrementaron más del doble de lo que les pagan a sus clientes.
Curiosamente, los bancos dado su reducido nivel de dolarización y al registrar elevadas ganancias en pesos les conviene que el tipo de cambio se sostenga para luego materializar las mismas en dólares, tal como expuso Federico Kucher en su columna del 24 de diciembre de 2015 en este diario.
A modo de conclusión, lo que tenemos es un esquema macroeconómico que pretende financiarse a partir del ingreso de capitales financieros. Así el país se expone nuevamente a los vaivenes financieros internacionales, potenciado por las menores regulaciones, y acumulará deudas a pagar en los años venideros. Esta será una pesada herencia a seguir durante los próximos años, teniendo en cuenta además que buena parte del ingreso de divisas se irá meramente en fuga de capitales tras la eliminación de los controles cambiarios, por lo que no generará riqueza nueva alguna. En este panorama, los bancos locales gozan de los beneficios de un sector financiero en expansión y de las desregulaciones que los favorecen a costa de las mayorías del país.
* Lic. Economía UBA/Docente FCE-UBA/Investigador.
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