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Uno de estos estará ubicado en un predio fiscal que la provincia tiene en General Lagos, donde ya funciona la Casa Joven, y el otro destino se está estudiando, aunque las autoridades lo tienen bien guardado.
El Ministerio de Justicia de la provincia se apresta a construir dos nuevos centros socioeducativos a puertas abiertas para jóvenes de entre 16 y 18 años privados de libertad. Los establecimientos tendrán lugar para 12 personas cada uno, y están pensados para que funcionen como el que ya está levantado en Venado Tuerto.
Si bien los jóvenes alojados en el lugar serán derivados por orden judicial y no gozarán de libertad, el concepto de puertas abiertas introduce cambios sustanciales tanto en lo estructural como en lo funcional que lo alejen del modelo carcelario, empezando por la ausencia de fuerzas de seguridad, un régimen interno distinto y la participación de orientadores convivenciales.
Uno de estos centros estará ubicado en un predio fiscal que la provincia tiene en General Lagos, donde ya funciona la Casa Joven, y el otro destino se está estudiando, aunque las autoridades lo tienen guardado en sobre lacrado. La construcción del primero podría licitarse pronto, mientras que el otro está en proceso de evaluación, pero calculan que en un año ambos podrían estar funcionando.
De esta manera, la provincia puso en stand by, sin renunciar a la idea, el proyecto del centro socioeducativo de puertas cerradas para 70 jóvenes en conflicto con la ley penal, que tantos dolores de cabeza le trajera al ex ministro del área, Héctor Superti, que se tuvo que aguantar hasta una pueblada en General Lagos. "No renunciamos a ese proyecto, pero hoy estamos priorizando otros dispositivos, con estructuras mucho más chicas, otro funcionamiento y bajo la órbita exclusiva de la Justicia Penal Juvenil", afirmó a LaCapital la subsecretaria de Asuntos Penales, Débora Cotichini.
La estructura.Desde el punto de vista edilicio, los institutos son estructuras de tres alas que contienen un patio central interior, con una galería perimetral que deja un lado libre como vinculación de lo construido con el sector deportivo y recreativo, un playón deportivo, un sector de sembrados y huerta y con el resto del terreno parquizado y forestado. En las alas funcionarán en una la parte administrativa, en otra 4 dormitorios (para tres jóvenes cada uno) con sus baños, y en la tercera los talleres y servicios.
La edificación externa es de ladrillo visto, con un muro como límite medianero. El edificio está resuelto en una planta única, con un sistema que combina muros de ladrillos y estructura de hormigón, carpinterías metálicas, materiales nobles y resistentes al uso.
Los edificios contarán con dos ingresos diferenciados, el principal y público, con un núcleo distribuidor que se comunica con el área directiva, administrativa y de operadores, el SUM y el sector de trabajo del operador de turno que recibirá a los jóvenes ingresantes y quien estará conviviendo con ellos. Una entrada secundaria servirá para descarga de comestibles e insumos en general, con un ingreso de servicio que comunica todo el área de servicios complementarios, cocina, economato, depósito y lavadero, con un sanitario de apoyo para el personal.
Sin restricciones.En diálogo con este diario, tanto Cotichini como Alcides Leicker, director provincial de Justicia Penal Juvenil, explicaron el concepto de centro a puertas abiertas. "Lo primero que hay que aclarar es que son centros de privación de libertad, porque hay un juez que así lo ordena. Pero estamos planteando otro régimen, sin las restricciones de espacio que encaran los institutos cerrados, con dispositivos de interacción y alojamiento, pero con posibilidad de trabajos diferentes. Hay restricciones, pero las cumplen dentro de un sistema interno más libre. Es otra dinámica, un salto de calidad en las intervenciones, la posibilidad de que el joven transite en un espacio sin las restricciones de un penal, con posibilidades de interactuar entre ellos y con adultos. Creemos que es mucho más acorde a un sistema de justicia penal juvenil digno", explicó la secretaria de Asuntos Penales.
Leicker, por su parte, acotó: "Los centros buscan priorizar dispositivos territoriales y el acompañamiento en libertad. Se trata de modificar las condiciones de alojamiento, trabajar en la modificación de situaciones que hacen al régimen de estadía, fijar otros circuitos de reglas y protocolos de intervención. Ya venimos haciendo una transformación en las prácticas de trabajo, con acompañantes juveniles, hicimos un corrimiento de las fuerzas de seguridad. Todo lo convivencial y el régimen interno está a cargo de la Justicia Penal Juvenil", abundó Leicker.
La idea es que los institutos cerrrados sean un último recurso, agotar otras instancias. "No reunciamos a un instituto cerrado, sabemos que se necesita para que los jóvenes puedan continuar con las penas que reciben siendo adolescentes, incluso hasta los 21 años. Pero necesitamos responder a la realidad de las personas de entre 16 y 18 con una propuesta más digna", redondeó Cotichini.
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