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Con presupuestos irrisorios, en las escuelas hacen magia para alimentar a los chicos: reciben $7,24 por ración y recién en julio tendrán un aumento a $8, cuando el menú ya cuesta $17.
Para miles de chicos que habitan en barrios carenciados, el comedor escolar cumple un rol vital. Y, al mismo tiempo, resulta un reflejo de una problemática que apremia. Allí se manifiestan la falta de trabajo de madres y padres, mientras que para una gran mayoría la comida que se brinda es el único plato que los niños y jóvenes reciben al día. Según comenta Paola Messim, vicedirectora de la Escuela de Educación Técnica Particular Incorporada N°2.028 San Lorenzo –sita en el barrio homónimo–, “se observa la desesperación del hambre. Tenemos un margen muy vulnerable de la población escolar que viene por el plato de comida. Hoy los comedores son fundamentales en la ciudad. Si no hubiera comedores no vivirían”.
El comedor de esa institución acoge a unas 120 personas de 13 a 50 años, habida cuenta de que se trata de un nivel terciario, razón por la cual los alumnos provienen del barrio Centenario, Villa del Parque, Colastiné y Santo Tomé, entre otras zonas. Tal como ocurre en distintos establecimientos que disponen de cocina, la comida se prepara a fuerza de ingenio y voluntad, en tanto se cumple con las dietas establecidas por el Ministerio de Educación. “Entre el cocinero y la ecónoma hacen magia –agrega Messim– porque no queremos bajar ni en calidad ni en cantidad”.
En otro punto de la ciudad, aproximadamente 350 chicos de Colastiné Sur y Rincón llegan a diario a la Escuela N° 869 Julio Argentino Roca, emplazada a la vera de la ruta 1, en Colastiné Norte. Su directora, Zulma Reynoldf, hace hincapié en el esfuerzo por incorporar a la copa de leche cacao, yogurt, cereales y facturas. El almuerzo varía entre milanesas, pan de carne, pollo, guisos, platos con salsa, siempre bajo la disposición ministerial. “La escuela trata de brindar lo mejor que se puede. Se les brinda un buen servicio –remarca–. Buscamos que el comedor sea un lugar de aprendizaje. Que los chicos entiendan cómo sentarse y tengan un buen comportamiento en la mesa”.
Algo mejor
“Quiero seguir luchando por estos chicos. Se merecen algo mejor”, enfatiza Eva Ferrero, quien trabaja en el comedor de la Escuela Secundaria N° 382 Santa Fe de la Vera Cruz, del barrio Acería. El año pasado concurrían 568 chicos y hoy el número ascendió a 618, acorde al incremento de la matrícula. Las edades oscilan entre los 13 y los 21 años. Este comedor es uno de los que brindan copa de leche y la denominada dieta seca, vale decir, que los jóvenes reciben, por ejemplo, dos empanadas y un alfajor. No hay otra alternativa ya que la escuela no cuenta con cocina y la comida llega embolsada o en bandejitas, lo cual encarece los costos. “Es complicadísimo el tema de la dieta seca. Para muchos chicos, es la única comida que tienen al día”, recalca Ferrero y añade: “Si sobra se lo llevan a la casa”.
Los alumnos “vienen de la casa con sus problemas, se pelean entre ellos a la salida de la escuela o a media cuadra”, asevera Ferrero. El cuadro es similar al de la escuela N°1.321 Zapata Gollán, también de Acería. La vicedirectora, Claudia Sunair, sostiene que “los chiquitos –de 4 a 13 años– integran familias que no están bien conformadas. Las mamás son empleadas domésticas, algunas no tienen trabajo, otras reciben un plan. Son familias numerosas, sin estabilidad laboral y hay días que no les entra dinero a la casa. Como todo barrio periférico, tiene necesidades y se van notando cada vez más”.
A diferencia de la anterior, la escuela Zapata Gollán cuenta con cocina y asiste a 430 chicos. Acerca del servicio, “hoy se está encareciendo bastante. La ecónoma hace todo lo posible. A veces es la única comida del día. Algunos repiten y no se les puede decir que no”, subraya Sunair.
Números
Para Juan Villafañe, presidente de la Federación de Asociaciones de Cooperadoras Escolares del departamento La Capital, “lo más acuciante es la falta de respuestas del Ministerio de Educación. Cada comedor recibe $7,24, de los cuales 6 los aporta la provincia y 1,24 la Nación. Con esa suma se tienen que arreglar para dar (en los casos de dieta seca) una porción de pizza. Eso no es comer. Se pierde no sólo la cantidad, sino también la calidad”. Villafañe afirma que “hay una resistencia del Ministerio para construir comedores”. Y aclara que “legalmente las partidas deben aumentar en marzo y julio”. Justamente, el mes pasado fue cuando el aporte provincial ascendió a $6, gracias a un incremento del 17%.
“Aplicar el menú correspondiente, elaborado por el Ministerio de Educación, estaría arriba de los $17. La copa de leche debería estar en $3,85 y estamos en $2,50, de los cuales dos los da la provincia y los $0,50 restantes, la Nación. Los chicos van a la escuela para comer”.
Refuerzos
Carolina Piedrabuena, subsecretaria de Administración del Ministerio de Educación, brinda datos sobre la cantidad de comedores escolares en el departamento La Capital, la copa de leche y el servicio de comedor: “Hay escuelas que cuentan con ambos servicios o algunas que cuentan con uno solo. La variación de los servicios en escuelas y/o copa de leche se debe a ‘independiciones’ de escuelas (es decir, el servicio se prestaba desde otra escuela)”.
La funcionaria consigna que “en cuanto a las raciones de copa de leche, el servicio es universal para las escuelas que lo poseen, es decir, se brinda a todos los niños que asisten a esa escuela”.
Con relación al aporte para para copa de leche y comedores, Piedrabuena afirma que “con el aumento de este año (julio de 2016) la ración para comedores será de $8,04 y la copa de leche, $2,80. La inversión del Estado provincial en comedores –destaca– es superior a la destinada a la compra de alimentos porque además se invierte en asistentes escolares y ecónomos, transportes, equipamiento e insumos que no están contemplados en ese precio por ración”. A ello se suma que “los servicios alimentarios complementarios que se otorgan desde el Ministerio se realizan de forma descentralizada en cada escuela, en cuanto a las compras se recomiendan mayoristas y se realizan compras mensuales que optimizan el poder de compra, y se tiene en cuenta un sistema de cocina en escala que permite un mayor rendimiento en la cantidad final del producto elaborado”.
En ese sentido, el Ministerio de Educación celebró un convenio con la Universidad Nacional del Litoral (UNL) a fin de articular políticas en torno a los programas alimentarios. La UNL, a través de la Planta de Alimentos, elabora productos nutricionalmente completos (entre 14 y 16 proteínas, enriquecidos con hierro y vitamina C) que siguen las recomendaciones de la FAO y son de bajo costo. Actualmente el costo de la ración es de $5. La variedad de estos productos se complementan con otros alimentos en las escuelas”. A su vez, “se articula con el Ministerio de Producción la compra a bajo costo de productos regionales en el marco de las cadenas de valor de la provincia. Pero cabe aclarar que también desde las propias escuelas y desde las cooperadoras se generan estas estrategias en todo el territorio de la provincia en función de las distintas particularidades”, esgrime la subsecretaria.
—Para muchos chicos, el plato del comedor escolar es la única comida del día que reciben, ¿desde el Ministerio se prevén medidas de mayor asistencia?
—Las acciones que se desarrollan desde el Ministerio de Educación están pensadas en el marco de la organización escolar y se complementan con los planes que el Ministerio de Desarrollo Social tiene en este sentido. Para el departamento La Capital, desde Desarrollo se asiste con el programa ProSoNut por intermedio de municipios, comunas e instituciones que cuentan con comedores y copas de leche. También por el Programa de Comedores Comunitarios que asiste por medio de Tarjeta Institucional, lo que se suma a la Tarjeta de Ciudadanía que reciben las familias. Los días sábado se han articulado desde las escuelas en donde asisten niños en vulnerabilidad social un servicio adicional.
Fuente: Periódico Digital Pausa.
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