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Un comerciante de 72 años intentó echar de su salón de ventas a un joven que entró a robarle. Anoche estaba en terapia intensiva.
"Me mataron, me mataron", repetía la tardecita del miércoles Juan Carlos Langone abrazado a su esposa en la puerta de su negocio del barrio Carlos Casado, después de que muchacho le disparara un balazo para asaltarlo. Anoche al cierre de esta edición, el hombre de 72 años estaba internado en estado crítico y en coma inducido en el Pami I. Y quien hizo el tiro no había sido localizado.
Langone vive con su esposa, Alba Zalazar, y la hija de la mujer en una casa situada en Marcos Sastre al 3300 (a dos cuadras de la avenida Jorge Cura y a cuatro de Ovidio Lagos). Desde que se jubiló tiene un pequeño salón de ventas ubicado en forma contigua a su vivienda. En el atardecer del miércoles estaba atendiendo el comercio cuando se desató el violento suceso.
Angustia. Ayer a la tarde el relato de Alba parecía despojado de tensión, pero no podía disimular la angustia que la invadía. Ella presenció cuando el ladrón le disparó al marido el tiro que le perforó el esófago, el hígado y el corazón.
"Le abrí la puerta para que entrara con mercadería. Le hizo una broma a un cliente que pasó y caminó hasta el umbral del negocio", relató la mujer. En ese momento, Alba vio a un muchacho delgado que estaba frente a su esposo. "Se estaba enfrentando con él. Juan Carlos tenía una botella de gaseosa en la mano y le dijo «andate» cuando el tipo quiso asaltarlo", recordó Alba.
Pero el maleante no se marchó. Pulsó el gatillo del arma de bajo calibre que portaba y un proyectil atravesó la boca del estómago de Langone. El jubilado primero casi se derrumba al suelo, pero con mucho esfuerzo logró mantenerse parado. Apenas vio la escena Alba corrió desesperada a ayudarlo. Lo abrazó y después lo sentó en la vereda.
"Me mataron", balbuceó el jubilado mientras posaba su mirada en ella. En escasos minutos, varios vecinos de la cuadra se arremolinaron en derredor de Langone para ayudarlo y llamaron al Sies para pedir una ambulancia.
Mientras esperaba, el jubilado se mantuvo consciente y pronunciaba algunas palabras. Poco después, un móvil sanitario acudió a la casa de Langone y lo llevó al Pami I.
Allí lo esperaban cuatro médicos y enfermeras para atenderlo, según Alba, "con esmero y rapidez". Le realizaron una tomografía computada y después lo operaron. "Le sacaron el proyectil y le suturaron con seis puntos el hígado", comentó la mujer.
Después de la intervención quirúrgica, Langone quedó internado en terapia intensiva. "Está con un coma inducido y en estado crítico pero hoy (por ayer) los médicos iban a tratar de sacarlo de a poco de ese estado. Hay que esperar cómo evoluciona", comentó Alba, que ayer a la tarde acababa de llegar del sanatorio.
El violento episodio del miércoles no es el único atraco que sufrió el jubilado. "Un año atrás, un ladrón lo amenazó con un revólver para robarle la moto en la puerta del negocio cuando iba a buscar mercadería. El le entregó al moto al tipo y se escondió detrás de un árbol", recordó. Desde ese lugar, Langone divisó cómo el malhechor desaparecía con el rodado por las calles del barrio Carlos Casado, en la zona sudoeste de la ciudad.
En un primer momento, Alba y la hija presumieron que el maleante no le había robado nada al jubilado, pero en el Pami I comprobaron que el delincuente se había llevado un magro botín. "Tenía el bolsillo del pantalón rasgado. Se lo rompió y le robó unos pocos pesos de una venta", explicó la hija adolescente de Alba.
Mientras un cronista de este diario dialogaba con las dos mujeres, Argentina, una perra de la familia, comía en un tazón de plástico. "Apenas lo balearon, la perra corrió a la vereda y se quedó debajo de sus piernas", contó. La mujer se mostró sorprendida porque varios medios fueron a su casa. "Me llamó la atención porque en el barrio los robos son frecuentes", dijo.
Otros dos asaltos. Otros dos robos ocurrieron en el barrio Parque. En uno de los atracos, la persona asaltada retuvo a un ladrón hasta que llegó la policía, En el otro, los maleantes lograron escapar con el botín.
El dueño de una ferretería de Ovidio Lagos al 2600 señaló que, el lunes a la mañana, un hombre que portaba un revólver falso y un cuchillo de cocina intentó asaltarlo, pero el comerciante logró desarmarlo y lo entregó a la policía. El otro ilícito ocurrió en un autoservicio de Virasoro y Lagos. Tres ladrones armados ingresaron ayer a la mañana al comercio y se llevaron el dinero de la recaudación.
Fuente: La Capital
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