Eloy Rodríguez
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Varias instituciones intermedias tostadenses, afirman que uno de los pilares que avalarán el tratamiento equitativo del río Salado es la instalación de aforadores que permitan tener un conocimiento preciso de los caudales que cada quien va utilizando de la oferta del río en tiempo real.
Es por esto que, dado el grado de dependencia que se tiene con dicho cauce, ofrecen financiar el costo del aforador que tendría que instalarse en el cruce del río con la Ruta Interprovincial Nº 35 ya que, más de una vez, el gobierno provincial dejó entender que no contaría con los recursos necesarios para afrontar la inversión en dicho instrumento de medición, pero que más adelante, dado la complejidad del trámite, lo podría reintegrar.
Si partimos de la premisa de que el río Salado es el único recurso hídrico superficial existente en el noroeste de la provincia de Santa Fe, departamento 9 de Julio, y que tiene una importancia estratégica en cuanto al abastecimiento de poblaciones, abrevado de animales y actividades agropecuarias, resulta lógica la preocupación referida al uso que le dan a este cauce las provincias que pertenecen a su cuenca: Salta, Santiago del Estero, Catamarca, Tucumán y Santa Fe, primordialmente las dos primeras que son la que usan el río.
Por esta razón, dos de las entidades ligadas al sector productivo de Tostado, como son la Sociedad Rural y el Comité Hidrovial, realizaron un vuelo de reconocimiento sobre el tramo más cercano al río (previo recorrido por tierra), con el fin de interiorizarse con respecto al comportamiento del Salado que provee de agua potable a casi la totalidad de los habitantes del departamento 9 de Julio, como así también a gran parte de su stock ganadero. En muchos casos, los responsables de los establecimientos rurales, para el abrevaje del rodeo, terminan acarreando agua en camiones desde las “jirafas” que se han instalado para tal efecto, con lo costoso que esto significa.
Construcción clandestina
Según Jorge Heer, secretario de la Sociedad Rural y Felipe Brizuela, presidente del Comité Hidrovial, “lo que se puede observar desde el aire es que aguas abajo del embalse construido clandestinamente por algunos habitantes de Selva (Santiago del Estero), el río pierde casi totalmente su caudal no recibiendo agua desde un bypass que tiene sus extremos levantados y secos, y que el agua se deriva, a simple vista, por un canal de salida previo a dicho embalse y, seguramente, también por el acueducto que termina en la zona tambera de Selva”.
Tanto Heer como Brizuela explican que “la preocupación, varias veces planteada al Ministerio de Aguas de la Provincia de Santa Fe se debe a que, en general, sobre la evolución que debe observar el río Salado a lo largo de su prolongado curso, desde quienes tienen la autoridad sobre el tema de aguas en esta provincia, no se brinda precisiones de ningún tipo sobre un río de agua de llanura que tienen una longitud de 2.210 kilómetros (con sus fuentes, 2.355 km), una cuenca de casi 125.000 km2 y que, en su derrotero, atraviesa cinco provincias. Pensamos que este contexto debe tener, desde el ámbito regulatorio nacional, un marco que permita el uso en forma racional, equitativa y controlada del recurso, para todos aquellos habitantes que, situados dentro de su radio de influencia, están obligados a compartir su uso. Asimismo, y trabajando todos en sintonía y junto a la naturaleza, tratar de potenciar sus beneficios y morigerar sus daños ocasionales”.
Desde las instituciones de Tostado, consideran que hasta que no se clarifiquen, cuáles son los porcentajes del uso del Salado en sus distintas etapas, el manejo del agua desde la desinformación de los usuarios sólo producirá tensiones y conflictos y que la única forma de evitarlos es a través del conocimiento y transparencia en la equidad del usufructo del recurso.