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En el Día Nacional por la Salud de las Mujeres, la diputada Gutiérrez se refirió a la urgente necesidad de defender y profundizar en todas las escuelas del país la educación sexual integral.
Hace diez años fue sancionada y promulgada en nuestro país una Ley ejemplar que, desde una concepción amplia e integradora, tuvo como fin principal promover y trabajar, desde el plano socioeducativo, por ese cambio cultural que tanto abogamos las y los que venimos luchando en contra de un sistema patriarcal responsable de la violencia y discriminación que sojuzga y mata a las mujeres todos los días.
La Ley 26150, que crea el Programa Nacional de Educación Sexual Integral (ESI), significó un salto hacia adelante en el camino por transformar los patrones culturales más tradicionales y conservadores de nuestra sociedad en tanto que posibilitó la incorporación de la educación sexual en las escuelas de todo el país, sostenida desde una perspectiva de género y respetuosa de la diversidad sexual, como parte de una política de Estado.
Esta norma, sin duda conseguida gracias a la movilización de los grupos que conforman los movimientos feminista y LGTB y diferentes sectores políticos y gremiales del ámbito educativo, parte de un concepto de salud sexual que supera las visiones parciales que la restringían a la biología y a la genitalidad en tanto abarca, también, los aspectos psicológicos, sociales, afectivos y éticos desde una perspectiva progresista.
Sólo para tener en cuenta el alcance y la importancia que tiene este programa podemos señalar que, entre otros objetivos destacados, apunta a desarmar desde la infancia las matrices que sostienen y reproducen la violencia machista en la actualidad, procurando la igualdad de trato y oportunidades para varones y mujeres; como así también busca el desarrollo de una sexualidad responsable, a través de la difusión y promoción de los derechos sexuales y reproductivos que permite, entre muchos beneficios, abordar y prevenir no sólo los embarazos no deseados, sino también distintas enfermedades y situaciones de abuso o violencia.
La implementación concreta de esta propuesta en los establecimientos educativos, tanto públicos como de gestión privada, en las distintas latitudes de nuestro territorio nacional, a pesar de que es obligatoria por ley, es heterogénea y dispar y, en muchos casos, insuficientes. Más allá de las trabas que desde el inicio se le han presentado, hoy la ESI enfrenta un fuerte proceso de desarticulación y desfinanciamiento por parte del gobierno nacional de la Alianza Cambiemos, que se refleja en la ola de despidos de trabajadores del área, la falta de capacitaciones docentes o su delegación a ONGs vinculadas a grupos religiosos y la escasez de material de estudio específico.
En Santa Fe, envalentonados por este clima de época, sectores de la iglesia intentaron en introducir modificaciones a un proyecto de ley de creación del Programa Provincial de Educación Sexual Integral, proponiendo la introducción de la "dimensión cultural y espiritual" y la idea de un derecho superior de las familias a definir el tipo de educación sexual de sus hijas e hijos en clara contradicción con lo que prescribe la legislación vigente.
Es por eso que, en este día de lucha y acción a favor de la Salud de las Mujeres, nos interesa reivindicar, a través de la ESI, el rol del Estado como garante del derecho de las niñas, niños y adolescentes a recibir una educación sexual integral, laica y gratuita, despojada de estereotipos y fundamentalismos, que apunte a su formación como sujetos responsables, reflexivos y críticos de su realidad. Una educación que combata el machismo y todo tipo de discriminación y violencia y que sea respetuosa de la diversidad de todas y todos.
Dra. Alicia Gutiérrez
Diputada provincial
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